Algunos resultados han sido sorpresivos, tales como las eliminaciones de Alemania en primera fase o de España en octavos de final. Sin embargo, “observadas en una perspectiva más general, las tendencias marcan el predominio de la lógica por sobre la sorpresa. Por ejemplo, cuando se compara el porcentaje de veces que los equipos señalados como “favoritos” ganaron sus partidos con el porcentaje que debieron haberlo hecho según las estimaciones estadísticas previas a cada partido, la diferencia entre las dos probabilidades es mínima, 58% y 60%”.
Por otra parte, se presenta la lista de selecciones clasificadas a cuartos de final. “Allí también se observa que la lógica ha predominado por sobre la sorpresa. 4 de los clasificados pertenecen al grupo de los 8 equipos con mayores probabilidades previas de acceder a dicha instancia y otros 3 clasificados se ubican en el grupo de los 16 equipos con más posibilidades previas. El octavo clasificado a cuartos, Suecia, se ubicaba en el ranking en la posición 17 de 32 participantes al inicio del torneo. La mayor “sorpresa” de cuartos de final es, en realidad, un equipo de poderío intermedio”.
Al mismo tiempo, “los modelos estadísticos previos estiman que la probabilidad promedio de los 8 equipos más poderosos de clasificar entre los 8 finalistas era de 53%. Conocidos ya los 8 finalistas, se observa que 4 de dichos equipos clasificaron, es decir un 50%, corroborando una nueva correspondencia entre las probabilidades iniciales estimadas y los resultados reales. Los datos presentados nos llevan a una conclusión habitualmente poco destacada en el análisis futbolístico. El hecho de que en los mundiales de fútbol un significativo porcentaje de las veces los equipos favoritos no logren ganar sus partidos no es un error estadístico, sino que se explica por una cualidad distintiva del fútbol: la brecha habitual entre los equipos “fuertes” y “débiles” es más pequeña que en casi todos los demás deportes (básquetbol, tenis, rugby). En fútbol, y especialmente en mundiales, es estadísticamente lógico que los equipos de menor poderío ganen o empaten un significativo porcentaje de las veces que enfrentan a rivales más fuertes”.
Y, Uruguay... ¿Cuánto se ha ajustado la actuación de la selección a las probabilidades estimadas por los modelos estadísticos?
“La celeste evolucionó de forma esperable en la fase de grupos. Al inicio del mundial, Uruguay contaba con un 68% de probabilidades de clasificar a la siguiente fase, algo que logró con puntaje perfecto. En tanto, Uruguay se situaba al inicio del Mundial como el noveno país con mayores chances de llegar a cuartos de final (32%) y, una vez conocido el cruce con Portugal, ambos equipos contaban con 50% de probabilidades. Por tanto, no es propiamente una sorpresa que Uruguay esté entre los 8 mejores aunque sí es cierto que antes del Mundial los pronósticos lo situaban un lugar por debajo del octavo equipo con mayores chances (justamente Portugal)”.