Una habilidad obligatoria del nuevo mercado laboral (entender la IA)

Hace unas semanas se viralizó una comunicación interna de Shopify en la que el CEO, Tobi Lütke, afirmaba que el uso de inteligencia artificial ya no es una habilidad “valorada”, sino una forma de conocimiento básica y obligatoria para los empleados. Patricia Pomies, COO de Globant analiza este tema.

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Lejos de ser una novedad, esta afirmación pone en palabras algo que ya viene ocurriendo desde hace años y que se intensificó en los últimos meses. Según una encuesta de KPMG, la demanda de los inversores hacia las empresas para que adopten estrategias de IA creció del 68% en el cuarto trimestre de 2024, al 90% en el primero de 2025.

Esa exigencia parte de los inversores, se traslada a las organizaciones y, desde allí, al talento interno y su potencial. No se trata de una moda: con las soluciones revolucionarias que hoy permite la IA, quienes logren implementarlas podrán marcar una diferencia real frente a la competencia, tanto a nivel corporativo como individual.

Después de años hablando de las “habilidades del futuro”, ese futuro ya llegó y es momento de que los líderes tecnológicos generen conciencia sobre esta necesidad del presente.

La primera conclusión es clara: el progreso tecnológico lo van a definir las personas. Pero vale la pena profundizar un poco más en qué significa realmente “entender” la inteligencia artificial, porque no existe un único curso que lo explique todo.

Podemos pensar a la IA como si fuera arquitectura: no solo diseña espacios, sino también propone cómo habitarlos, ya que no hay dos casas ni reformas iguales. Cada industria tiene necesidades distintas y específicas. Lo mismo sucede con la inteligencia artificial, que muchas veces se simplifica erróneamente como si alcanzara con “cumplir una lista de conocimientos”.

Cada vez son más las organizaciones que esperan de sus socios tecnológicos propuestas realmente disruptivas—soluciones a las que no podrían acceder por sus propios medios—para resolver desafíos complejos. Por eso, la formación del talento en el sector tecnológico debe estar siempre un paso adelante. Una forma de lograrlo es segmentar la adopción de la inteligencia artificial según cada industria y en función de la especialización de los profesionales.

En fintech, por ejemplo, la IA mejora la protección frente a ciberataques; en customer experience, los chatbots reducen tiempos de respuesta; en logística, acelera procesos en la cadena de suministro; en entretenimiento, permite experiencias inolvidables. Y la lista con ejemplos sigue. Entonces, ¿cómo podemos mejorar aún más cada una de estas soluciones?

La ventaja de la “omnipresencia” de la IA es que cada organización puede encontrar una solución a medida. El desafío es que los profesionales no podrán tener un conocimiento técnico absoluto y universal.

Como ya advertía Platón, reconocer los propios límites del saber es un buen punto de partida. ¿Cómo gestionamos entonces esa incertidumbre? Primero, desarrollando otras habilidades y una fuerte capacidad de adaptación. ¿Qué tan rápido se puede aprender sobre algo que todavía no existe? Segundo, con liderazgo: saber enfrentar desafíos nuevos que ningún manual haya contemplado, sin miedo, pero con criterio. Tercero, con la capacidad de construir estructuras, porque, aunque la IA sea extraordinaria en la ejecución, todavía necesita de alguien que piense las ideas. Y por último, con pensamiento crítico.

No alcanza con usar la tecnología: también hay que comprender su alcance, sus limitaciones, sus riesgos y su contexto. En un mundo en constante innovación, mantenerse a la vanguardia es clave para no quedarse atrás.

En un mercado laboral que cambia a ritmos diferentes según la industria, hay algo indiscutible: las habilidades vinculadas a la inteligencia artificial van a definir lo que será posible en los próximos años.

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