El desarrollo de energías renovables en Uruguay no solo ha transformado la matriz energética nacional, sino que se posiciona como un motor clave para la competitividad y el crecimiento económico. Así quedó en evidencia en el evento “Energía y Competitividad: Claves para el Desarrollo Productivo”, organizado por AUGPEE y AGCEI, donde se presentaron datos contundentes que reflejan el impacto positivo de la transición energética.
Un informe elaborado por la consultora EXANTE revela que, entre 2007-2011 y 2015-2024, el costo unitario de abastecer la demanda eléctrica cayó un 50% en términos reales, pasando de US$ 64 a US$ 44 por MWh. Esta reducción significativa fue posible gracias a la incorporación a gran escala de fuentes renovables como la eólica, solar y biomasa, que además permitieron mantener la estabilidad del sistema frente a desafíos climáticos como la sequía de 2023.
“Uruguay debe continuar construyendo políticas de largo plazo que consoliden su liderazgo en energías limpias y posicionan a la energía eléctrica como un pilar estratégico para atraer inversiones productivas”, afirmó Martín Bocage, presidente de AUGPEE.
El estudio también mostró que, aunque las tarifas residenciales y para grandes consumidores bajaron menos que el costo de abastecimiento, la carga tarifaria se redujo en términos reales, mejorando el acceso y la competitividad.
Además, el menor costo energético repercutió favorablemente en los resultados financieros de UTE, que incrementó su margen operativo y su capacidad para reducir deuda y aportar recursos al sector público.
Por su parte, el economista Alejandro Perroni, director de Clerk, destacó en la presentación que el sector industrial, gran consumidor de electricidad, sigue enfrentando desafíos en costos no energéticos y en pérdidas de distribución que impactan en la competitividad. El informe señala que, aunque las pérdidas bajaron del 18,4% en 2020 al 13,1% en 2023, aún existen márgenes para mejorar y aliviar la estructura tarifaria.
Este escenario pone de manifiesto la importancia de seguir invirtiendo en eficiencia y tecnología para potenciar el rol de la energía renovable como motor de desarrollo productivo y atraer inversiones que impulsen la economía uruguaya en el mediano y largo plazo.
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