¿Qué te inspiró para comenzar tu propia marca de ropa?
Más que qué, puedo decirte quién me inspiró; la realidad es que mi abuela es quién me llevó a crear todo esto, me inspiró mucho, desde que yo era chiquita. Ella era decoradora, pero era más que eso, era de esas personas que hace de todo y yo siempre tuve tremenda fascinación por ella, y eso me impulsó a desarrollar mi marca.
Además, yo siempre fui una niña muy curiosa, con un estilo muy propio. Cada vez que me compraban ropa me divertía costumizarla, sacarle las mangas y demás. Le ponía mi impronta porque no me gustaban ninguna de las marcas que había de niñas, es más, odiaba el rosado y hasta el día de hoy lo odio y siempre iba un poquito más allá, era bastante “rockerita” y no solo hablo en la adolescencia, sino desde muy chiquita. Me acuerdo que mi mamá me pasaba diciendo que me vestía de grande. Siempre tuve un estilo bastante marcado y definido. El bichito de la moda siempre estuvo muy presente en mí.
¿Cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste al emprender en el rubro de la moda en Uruguay?
Cuando yo comencé no había muchos diseñadores en Uruguay. Entonces, aunque ya estaban las grandes marcas, vendí muy bien desde el inicio.
Lo que sí me pasó, fue que me enfrenté a ciertas dificultades de una industria poco desarrollada, por ejemplo, que no había muchas telas y avíos. Obviamente que algunas cosas había, pero yo siempre quería ir un paso más y buscar cosas diferentes que me llamaran mucho la atención y me era muy difícil conseguirlas. De hecho, tuve que empezar a viajar. Al principio viajaba mucho a Argentina, y también me acuerdo de en los primeros años ir a Nueva York, que era un mundo de telas y avíos, me acuerdo de comprar botones, pecheras, de todo. Con el paso del tiempo empecé a viajar a India, y eso fue otro mundo. Siempre iba en busca de nuevas cosas y creo que eso es lo que más me fascina de mi rubro, estar siempre en constante cambio y buscando cosas diferentes.
¿Cuál ha sido tu estrategia para destacar y diferenciarte en un mercado tan competitivo?
Siempre busqué ser yo misma, nunca traté de cambiar, no sólo yo personalmente sino para la marca. Con el tiempo he ido cambiando un poco en algunas cosas, no en el estilo, sino que me fui adecuando a lo que es mi mercado que obviamente no era el mismo cuando arranqué que hoy, pero siento que el estilo de Caro Criado está súper presente en todas las colecciones, con prendas bastante cargadas.
Confío bastante en la marca y en nuestro trabajo, la estrategia está en seguir nuestros instintos y tener un buen equipo. Soy mucho de armar equipos, de confiar en la gente y de delegar, al principio me costaba un poco, pero creo que es la clave para poder crecer.
¿Cuál es el mensaje que intentás transmitir a través de tus colecciones?
Diseñamos para mujeres cancheras, que se animan. No es una marca que diseña cosas básicas. Por ende, las consumidoras de Caro Criado son jugadas, mujeres que quieren estar a la moda pero con un estilo propio.
¿Qué rol juega la sostenibilidad y la producción local en tu marca?
La realidad es que hoy producimos entre el 60% y el 70% en Uruguay. Me encanta producir acá, siento que es lo que hay que hacer porque, además de que da mucho trabajo a la gente, se está haciendo un trabajo muy bueno; hay talleres, hay que encontrarlos, que a veces eso es lo complicado, pero hay y muy buenos.
En cuanto a la sustentabilidad, estamos haciendo acciones. Al principio nuestro foco no era crear una marca 100% sostenible pero estamos haciendo cosas para, de a poco, llevar a Caro Criado hacia ese lado.
¿Cuál fue el momento más gratificante que experimentaste desde que iniciaste tu marca?
Sin duda, la apertura de cada uno de los locales. Cada vez que decidimos abrir un local, trabajamos y le ponemos mucha energía, mucha dedicación y mucho amor, entonces cuando se concreta, es algo que realmente gratifica.
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