La evolución del sistema de pagos no es solo tecnológica ya que representa una transformación estructural que redefine el vínculo entre las instituciones financieras y sus clientes. Según el Banco Central del Uruguay, el 79% de los montos operados ya se gestionan digitalmente y se estima que para 2030 predominen los pagos móviles y biométricos, según las proyecciones del informe Banking & Fintech de PwC Uruguay.
Este contexto exige a las entidades repensar sus modelos de negocio, fortalecer sus capacidades digitales y poner al cliente en el centro de la estrategia. En este sentido, la regulación vigente permite operar en un entorno más ágil, seguro y competitivo, promoviendo la transparencia, la inclusión financiera y la interoperabilidad.
El crecimiento de las transferencias electrónicas, el dinero electrónico y los pagos móviles evidencia una preferencia consolidada por los canales digitales. Adicionalmente, el aumento de las transferencias interbancarias instantáneas y la incorporación de nuevos adquirentes refuerzan esta tendencia.
Estamos frente a una oportunidad única para consolidar un sistema financiero más inclusivo, eficiente y resiliente. La clave está en combinar tecnología, regulación y estrategia empresarial para generar valor sostenible en el largo plazo.
Por: Rosana Mazza, socia de PwC, líder de Financial Services para Argentina y Uruguay.
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