En el proceso de selección, la relación entrevistador-entrevistado no es unidireccional, sino bidireccional. Tampoco es de poder ni sumisión; si bien el dueño del proceso es el entrevistador, los candidatos no deberían sentirse en desventaja y sin la confianza necesaria para ser ellos mismos y realizar todas las consultas que deseen.
Se trata de lograr que den lo mejor de sí mismos, y también es responsabilidad de quien entrevista lograr que así sea. Los entrevistadores son embajadores de la marca de la empresa que representan y, si no se ocupan y preocupan de hacerlo bien, de la manera más genuina y humana posible, fallarán en atraer al mejor candidato.
La entrevista laboral es un arte, y no siempre se le destina el tiempo, el lugar, la calidad de escucha y atención que se merece la persona y la instancia en sí misma. Se puede aprender y mejorar.
Quien participa de una entrevista, al finalizar y si se hizo bien el trabajo, debería sentirse como alguien que importa, como la persona que es, y no como un candidato más que se necesita para cubrir una vacante. Los aspirantes reclaman interacciones humanas directas y de calidad durante todo el proceso, ya sea en persona, por teléfono o por correo electrónico.
Por: Geraldine Delfino, senior manager de Selección de Personal de PwC Uruguay.
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