Durante el COVID-19, esa no era una opción. Al forzar volverse digitales las organizaciones se vieron obligadas a tomar decisiones audaces. Como resultado, aumentaron la adopción de soluciones en la nube, reforzaron la ciberseguridad, habilitaron el trabajo remoto y adoptaron nuevas plataformas para mantener la productividad.
Con el regreso a la normalidad, algunas organizaciones están reevaluando sus proyectos de transformación, donde la operatoria diaria pelea por el protagonismo. Pero es precisamente en tiempos de “calma” donde encontramos la oportunidad seguir avanzando en la transformación digital:
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Elaborando estrategias a mediano plazo, actuando a corto plazo. Debido a la incertidumbre, es necesario ser práctico además de visionario.
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Durante COVID-19, las organizaciones hicieron mucho esfuerzo para mantener las cosas en marcha. Ahora es el momento de repensar los procesos para habilitar mejoras en las operaciones que permitan agilidad y capacidad de resistir impactos futuros.
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Los datos y el análisis son y serán cada vez más importantes. Los proyectos de transformación no deben estar acotados a áreas específicas, sino deben buscar la combinación correcta de beneficios pragmáticos.
No importa lo que nos depare el futuro, ningún escenario beneficiará a quienes retrocedan en lo digital.
Marcos Giménez, gerente senior de Consultoría de Negocios de PwC Uruguay
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