“Para que el negocio no se extendiese, los dueños de los taxis aumentaban el precio de las chapas y, de esa manera, resultaban más difícil de comprar”, recuerda un chofer de Uber, que también trabajó durante 10 años como taxista.
Hoy, las diferencias son varias y por eso se sigue negociando en cuanto a las ventajas y desventajas de cada servicio. Actualmente, quien quiere ser un chofer de Uber no debe pagar chapa pero sí tiene que hacer aportes de $ 10.000 más IVA en impuestos, además de pagar $1.9 por cada km que recorre con el vehículo ocupado. Sin embargo, lo único que deben pagar los taxistas es el monotributo, que les resulta mínimo respecto a las ganancias totales.
Pero eso no es todo. Los taxistas también cuentan con los beneficios de tener inserción fiscal en el precio de la nafta como en los repuestos de los autos. “Si estamos encuadrados en las mismas categorías deberíamos tener los mismos beneficios”, explica el chofer de Uber.
Sin embargo, al ser consultado en base al bajo precio de las chapas y a la causa que le impide volver a trabajar arriba de un taxi, este chofer dio una única respuesta: la inseguridad. En 10 años, lo han intentado robar 3 veces, de las cuales 2 estuvieron a punto de costarle la vida. Por ello, para este chofer, hoy no hay dinero que valga.
Según cifras de la Intendencia de Montevideo, actualmente existen 3.667 choferes de aplicaciones y 2.900 taxistas en actividad, que se reparten en el mercado de usuarios que utilizan estos vehículos como medio de transporte.
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