“Hola Santiago: El 5 de Mayo pediste un auto en el barrio de Centro, pero no había ninguno disponible. En los últimos dos meses esto le pasó a casi 100.000 personas en Montevideo. Esto se debe a la decisión de la Intendencia de restringir la cantidad de vehículos disponibles. Al igual que vos, miles de vecinos van a dejar de contar con el servicio que ya han incorporado a su vida cotidiana”, así comienza un comunicado que me envió Uber y que miles de uruguayos recibieron vía e-mail.
En ese correo, Uber explica que cuando se cerró el registro de conductores tenían 4.800 permisarios, que ya no les estaban alcanzando para cubrir la demanda creciente. La Intendencia de Montevideo propuso limitar el número de permisarios de las aplicaciones de transporte a 4.000. Autoridades de Uber calificaron esta medida de “arbitraria” e invitaron a sus usuarios a presentar sus quejas a la Intendencia de Montevideo y a la Junta Departamental. “Enviales un correo a los ediles y al Departamento de Movilidad, o expresate por Twitter”, le pide Uber a sus usuarios.
Desde que se comenzaron a plantear medidas regulatorias, la empresa de origen estadounidense ha confrontado constantemente con las autoridades departamentales y esta vez invita a que los uruguayos participen de estas protestas.
A partir del pasado lunes, Cabify comenzó a operar nuevamente en nuestro país. Una de las “virtudes” de la empresa española que destaca una y otra vez su gerente general en Uruguay, Eduardo Hernández, es que no vienen al país a pelearse con los reguladores, sino a adaptarse a la normativa uruguaya.
“No venimos a chocar con los reguladores. Tenemos intenciones de reunirnos, generar mesas de trabajo y aportar juntos a la movilidad del país”, comentó Hernández a InfoNegocios.
La diferencia es notoria. Cabify está recién arribando al país y necesita volver a posicionar la marca, luego de un año y medio de ausencia en el mercado uruguayo. El empezar de cero hace que la cantidad de vehículos de los que pueda disponer la empresa no signifique un inconveniente a corto plazo.
Por otro lado, Uber se ve obligado a reducir su flota y la calidad de su servicio tiende a descender. Los usuarios que solían esperar tres o cuatro minutos por un coche, ahora esperan siete o hasta diez; en horas pico no consiguen Uber. Cabify ya llega adaptándose a la nueva normativa y aspira a tener 4.000 permisarios, que son los permitidos; esa misma cantidad que Uber tiene y por la que hoy protesta.
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