En el Uruguay de hoy cuesta más un preso que un científico.
La ANII eligió a 1.018 “cerebros” locales para estimular su capacidad investigadora en diferentes ramas científicas, tecnología y humanidades. Y dispuso que en 2009 repartirá unos US$ 4 millones para promover la generación de conocimiento. Una simple división arroja que cada uno de estos uruguayos, la mayoría con doctorados, recibirán alrededor de US$ 4.000 en el correr del año. Y a riesgo de parecer simplistas, no podemos negar cierto conflicto cuando mediante una simple multiplicación nos damos cuenta de que cada preso “nos cuesta” alrededor de US$ 500 por mes, lo que al cabo de cada año suma US$ 6.000.
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