A nivel de fertilización existen ya técnicas muy avanzadas para minimizar el uso de abonos y evitar problemas como la acumulación de nitratos en el suelo. Existen abonos localizados como Umostart, que se plantan junto a la semilla (a la vez que se siembra) y aportan a la planta los nutrientes que necesita liberándolos lentamente, para que nazca fuerte, con lo que se ahorran costos y kilos de fertilizantes. También se están investigando bacterias y hongos naturales que ayudan al suelo a liberar los nutrientes acumulados.
La facultad de Agronomía está realizando algunas experiencias e intercambios con su par de España, sobre estas variantes con el fin de proporcionar información a los agricultores de nuestro país. También existe mucha tecnología en los herbicidas, no sólo en la materia activa del propio producto, sino en los denominados coadyuvantes, una serie de compuestos que permiten que el producto quede adherido a la planta para su mejor absorción.
El beneficio de incorporar fitosanitarios en la semilla disminuyen hasta 30 veces la cantidad de insecticida por hectárea
(por Gabriel Gómez - @gabrielgomezuy) Buena parte de los tratamientos fitosanitarios van hoy en día incorporados en la semilla, lo que implica llevar a cabo menos tratamientos aéreos, con el consiguiente beneficio medioambiental, ya que la cantidad empleada es muy inferior. En este sentido, Monsanto logró incorporar a las semillas una serie de moléculas existentes en la naturaleza a modo de herbicida y fungicida. El sistema optimiza la eficiencia del producto con dosis muy bajas a fin de evitar resistencias. Aplicado al tratamiento de semillas emplea, por ejemplo, 85 gramos de insecticida por hectárea para una siembra de 25 kilos de semillas. Para esta misma superficie un tratamiento de pulverización emplearía 2.500 gramos (casi 30 veces más) si la semilla no estuviera tratada.
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