Potosí y Uyuni (América)
(Especial El Galeón) Dos destinos con brillo. Uno luce su pasado cubierto de plata, que lo hizo famoso en épocas de la colonia. El otro resplandece cada día, cuando el sol refleja su luz en el salar más grande del mundo.
Llegamos a Potosí luego de 20 días de andar por el norte de Chile y Perú. Tras cruzar la frontera, por las alturas del lago Titicaca, las diferencias de paisaje de Puno a Copacabana son más una variación de compás que de tema. Bolivia -la Bolivia real; la Bolivia del eje La Paz, Oruro, Potosí y Tarija- muestra un ritmo más cansino, un pasado hermanado en la figura del inca y de Francisco Pizarro. Un pueblo más despojado, un estado de naciones. Este despojo encuentra su símbolo más patente en Potosí.
La capital del departamento del mismo nombre se ubica al sudoeste de Bolivia y limita al sur con Argentina y al oeste con Chile. Fundada en 1545 por el capitán Juan de Villarroel, tras el descubrimiento de una veta de plata por parte del indígena Huallpa en el cerro Sumaj Orcko (“cerro hermoso” o “cerro rico” en quechua), Potosí ya había sido contemplada por el inca Huayna Cápac. Sospechando los ricos metales que este cerro de perfecta forma cónica debía albergar en sus entrañas, mandó a los mineros aborígenes a clavar sus pedernales en las vetas plateadas del mismo.
Los nativos quedaron estupefactos al oír una voz de trueno que procedía de lo profundo y les decía en quechua: “No es para ustedes, Dios reserva estas riquezas para los que vienen de más allá”. Los aborígenes huyeron atemorizados y pasaron a llamar al cerro Potojsí, cuyo significado es “truena, revienta, hace explosión”. Tiempo después, llegaron los españoles y luego Carlos V dio a la ciudad el rango de Villa Imperial.
De aquella época de esplendor para unos y miserias para otros sólo queda el cadáver del cerro, que descubrimos al caminar por sus pasadizos y observar algunas de las bocas de los más de cinco mil socavones que dejaron los españoles. Los mineros ya no buscan plata, el estaño se ha convertido en la principal actividad minera. Cerca de la cumbre vimos una iglesia desacralizada con un Cristo rodeado de decenas de antenas de comunicación. El paisaje desde arriba resulta asombroso: se despliega la ciudad de Potosí por toda la ladera del cerro, dando cobijo a cerca de 200 mil habitantes.
La moneda más buscada
El contraste de los restos de maquinarias abandonadas y miles de rocas apiladas desordenadamente por todo el cerro pudimos verlo al visitar la Casa de la Moneda. No es posible pasar por esta ciudad sin ingresar a este recinto, ejemplo de la arquitectura civil colonial en Sudamérica. El mascarón que caracteriza a este sitio es un agregado colocado a comienzos de la Guerra de la Independencia y patentiza la imagen grotesca de una ciudad que fue causa de riqueza del mundo hispano, algo que contrasta con la pobreza actual. Nos sorprendimos al ver la maquinaria de laminación construida con engranajes de madera traídos de España, el horno principal de fundición de plata y el archivo, que contiene más de 80 mil documentos relativos a la vida potosina. Estos atractivos se suman a otras maravillas arquitectónicas de este edificio de 1757.
En tanto, el escenario más colorido es el Mercado Central, en la calle Oruro. Allí percibimos olores de todo tipo y conseguimos los mejores alimentos y enseres para la cocina. El Mercado Artesanal -en la Plaza Saavedra- es ideal para comprar objetos del arte potosino. Potosí, Patrimonio de la Humanidad desde 1987, es hermosa. Su gente resulta amable y hospitalaria. Su pobreza refleja el saqueo europeo. La Villa Imperial posee iglesias magníficas (San Francisco y San Lorenzo) y conventos (Torre de la Compañía) en una tierra de charcas, chullpas, quechuas y aymaras.
Horizonte blanco
Luego de tres días en Potosí fuimos al Salar de Uyuni, en el sudoeste del departamento.
Allí, el paisaje no tiene parangón en nuestra experiencia de viajeros. El panorama es completamente surrealista: 12 mil kilómetros cuadrados de sal con un espejo de agua que refleja las nubes del cielo y borra por completo la línea del horizonte.
Lo más sorprendente es que en una superficie con más de 10 mil millones de toneladas de sal pueda existir vida, y en abundancia. El tour que tomamos nos condujo a la Isla del Pescado, donde crecen cactus de hasta seis metros de alto. Allí pudimos descansar y apreciar la vista del volcán Licancabur, frontera natural entre Chile y Bolivia. A sus pies se extiende la laguna Verde. En su reflejo, el Licancabur se convierte en esmeralda. Continuamos la travesía y descubrimos miles de flamencos rosados descansando y volando sobre la laguna Colorada. Tres especies diferentes despliegan sus alas sobre el desierto de sal más grande del mundo. Terminamos en un hotel construido íntegramente de sal, pudiendo observar muy cerca de allí cómo los lugareños de una cooperativa extraen este mineral para luego comercializarlo.
HOJA DE VIAJERO
La mejor época para ir:
Setiembre a mayo. Invierno: la temperatura puede descender a -20º C.
Requisitos migratorios:
DNI o pasaporte actualizado.
Paseos:
Lugares históricos de Potosí: Casa de la Moneda y su museo (exhibiciones de monedas de plata y oro y pintura colonial); catedral de principios del siglo 17; los templos de San Benito y de San Lorenzo. Recorrido por el cerro Potosí a pie o con tours que visitan las minas. Salar de Uyuni: Colchan o Puerto Seco (extracción de sal); Isla del Pescado (cactus de más de seis metros); laguna Colorada (flamencos) y laguna Verde. Volcán Licancabur: escalada de alta montaña.
Compras:
Mercado Artesanal (en Plaza Saavedra, se consiguen objetos del arte potosino) y Mercado Central (calle Oruro, los mejores alimentos y enseres de cocina).
Comidas:
El plato típico potosino es la k’alapurka, hecha de harina de maíz. El chicarrón lleva carne de cerdo frito en aceite adicionado con chuño (papa deshidratada) y mote (maíz cocido desmenuzado). Se acompaña con llajua (tomate y ají picante).
Alojamiento:
Suites en hoteles cuatro estrellas desde 80 dólares y departamentos privados hasta 160 dólares. En Uyuni, hoteles cuatro estrellas construidos íntegramente con sal por 55 dólares la habitación doble.
TIPS Y CURIOSIDADES
- Si se atiene al sentido estricto de ciudad, Potosí es la segunda más alta del planeta: está a 4.067 metros sobre el nivel del mar.
- El mascarón que caracteriza a La Casa de la Moneda recién fue ubicado en su sitio actual a comienzos de la Guerra de la Independencia.
- Aunque el agua de Bolivia es potable, se recomienda beber agua mineral y no tomar de la canilla.
- Una vez en el país, es aconsejable tomarse un día de descanso para acostumbrarse a la altura y no apunarse. Mascar hoja de coca o beberlo en té resulta de gran ayuda.
CONTACTOS
Códigos de área telefónicos:
Bolivia: 00591. Potosí: 62.
Hospital:
Hospital Daniel Bracamonte: Chaca s/n. Tel. 624-3928.
Policía:
Tel. 110.
Embajada de Bolivia en Argentina:
Capital Federal: avenida Corrientes 545, Piso 2. Tel. (011) 4394-1463.
Internet:
www.bolivia.com
embajadadebolivia.com.ar
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