Lee fue el padre del mítico y legendario Mustang. Así como también se lo reconoce por ser la persona que salvó de la bancarrota a Chrysler.
Con una Licenciatura en Ingeniería Industrial, Lee desempeñó labores en esa área. Tiempo después, lo trasladaron al sector de ventas y mercadeo como asistente de gerencia, lugar desde el cual logró fortalecer su carrera y demostrar su talento. Promovió y gestionó un sistema por el cual, tras llamadas telefónicas realizadas por señoritas, concertaban citas para que los potenciales clientes visitaran los locales de ventas a ver los productos.
También ganó reconocimiento por su campaña "56 para 56", que ofrecía préstamos con un 20 % de descuento más 36 cuotas de US$ 56 para autos modelo 56. Una campaña a nivel nacional de gran repercusión y grandes niveles de ventas. Esta le dio base para seguir escalando dentro de la compañía.
En 1960, lo nombraron vicepresidente y en 1964 se presentó un nuevo modelo para Ford: Mustang, una obra maestra que generó un fenómeno inimaginable. Un auto económico de estilo deportivo, diferente, que rápidamente revolucionó la industria y generó un éxito en ventas inigualables desde el Ford A. El Mustang fue el que dio origen a una nueva clase denominada “Pony Car”: un automóvil coupé deportivo con un largo capó y valijero corto. Hoy disfrutamos de su sexta generación y se mantiene vigente, así, un ícono.
Sobre fines de 1970, Lee llegó a la presidencia de Ford Motor Company y preocupado por el ingreso de autos importados, revolucionó la empresa con la búsqueda de diseño y fabricación de nuevos modelos. Esto lo llevó a tener diferencias importantes con Henry Ford II, quien despidió a Lee a mediados de 1978.
Luego de apartarse de Ford, Lee fue contratado por la Chrysler. John Riccardo, presidente de la compañía de aquel momento buscó, con la nueva incorporación, salvar la empresa que estaba pasando por momentos complejos. Así es que Lee tomó el cargo de presidente y director ejecutivo de Chrysler Corporation.
Lee llamó a algunos compañeros de su antiguo empleo, formó un gran equipo y juntos comenzaron la transformación de Chrysler, a partir de la generación de nuevos modelos con trabajo eficiente. Crearon un nuevo segmento de vehículos, como lo fue el monovolumen con la Dodge Caravan / Plymouth Voyager. Fueron productos que lograron buenos números y pasaron a formar parte de la lista de los vehículos más vendidos en Estados Unidos.
Para la década de los 80, Lee era uno de los ejecutivos más respetados a todo nivel.
Luego del gran éxito con la monovolumen, presentó un resultado aún mayor: un vehículo de cuatro cilindros (con motor chico para los estadounidenses, que acostumbraban entre seis y ocho), que lograba excelentes rendimientos en cuanto a consumo de combustible se refiere. Toda una revolución para la época y se vio reflejado en las ventas, ya que con el “K” –denominación aplicada al automóvil cuatro cilindros— obtuvo grandes dividendos y rentabilidad. Tal es así que la firma saldó deudas con los acreedores con antelación a lo pactado.
Con la compañía ya solvente, Lee comenzó a generar alianzas estratégicas con otras compañías como Mitsubishi, Lamborghini y Maserati, entre otras, hasta que adquirió el 100 % de las dos italianas.
Sin duda, su carrera fue muy vertiginosa y exitosa, más allá de que siempre hay algún tropiezo en el camino —caso de ello es la empresa de vehículos eléctricos que impulsó a fines de los 90 y fracasó en el intento—.
Coches deportivos, coches económicos, de lujo, minivans y hasta la creación de las SUV fueron y serán el legado de Lee Iacocca en la industria de Detroit para el mundo.
Algunas frases relevantes de Lee:
“El management no es más que motivar a otras personas”.
“Nada hay más importante en la gestión empresarial como el saber motivar a la gente. Una motivación vale por diez amenazas, dos presiones y seis memorandos“.
“La gente desea economía y pagará casi cualquier precio para conseguirla.“
“Si puedes encontrar un carro mejor, cómpralo”, fue su eslogan más recordado, para un anuncio de Chrysler.