Otro aspecto interesante es que, a diferencia de lo que ocurrió en su momento con al Plan Fénix, en el que el lanzamiento del proyecto con bombos y platillos propició que los propietario de la Aguada se subieran al carro y pidieran por sus terrenos precios siderales, en este caso, al no estar delimitada la zona en la que se podrán construir las vivienda, las posibilidades de especulación se acotan. El espíritu “kamikaze” de los constructores locales –según los califica con frecuencia Durán-, también permite suponer que las viviendas sociales representarán además un muy buen negocio para todo el sector de la construcción, que tiene un nuevo sector de público al que apuntar. El único aspecto que preocupa de verdad a los promotores es la alicaída cotización de dólar. Por lo demás, el negocio se ve como redondo: las viviendas son necesarias, los terrenos para adquirir existen y son más baratos en estas zonas que en la franja costera, y el precio de la construcción se mantiene en el entorno de los US$ 1.000 por metro cuadrado.
Promotores privados miran con cariño a las viviendas de carácter social
La inminente promulgación de la Ley de Promoción de la Vivienda de Interés Social –prevista para después de Semana de Turismo- entusiasma a los promotores inmobiliarios que ya están comprando terrenos, casas y viejos locales comerciales para construir o reciclar inmuebles con destino a la vivienda de interés social. Así nos lo contó Anibal Durán Hontou, secretario ejecutivo de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción, gremial que trabajó junto al Ministerio de Vivienda y la Agencia Nacional de Vivienda para definir los alcances de la Ley. Uno de los aspectos más alentadores de esta nueva etapa que se avecina es que las viviendas a construir o reciclar podrán estar ubicadas, de Av. Italia al norte, en cualquier parte de la ciudad, ampliando así las posibilidades de abarcar otras zonas que no sea la atomizada franja costera montevideana. Más datos y comentar ingresando en el título de la nota.