La historia arrancó en el 2013, cuando el 13 de mayo la marca argentina de vinos Frizzé presentó su registro para poder comercializar sus productos en Uruguay. Un par de meses después, una pequeña bodega local interpuso oposición por una mera coincidencia de nombres con su marca: Frizz.
Frizz es propiedad de Blandengues SA, que produce todo el año pero cuenta con una presencia mayor en las góndolas cada fin de año. Alejandro Sciarra, abogado del Estudio Sciarra & Asoc., que asesoró a la marca uruguaya, nos contó que es un tema puramente marcario. “Hay marcas que no pueden convivir en el mercado si tienen nombres muy similares porque pueden crear confusión en el consumidor”, explicó.
El vino uruguayo se registró con anterioridad a Frizzé, y por eso es que la Dirección Nacional de la Propiedad Industrial terminó resolviendo a su favor este año.
Ahora bien, ¿esto quiere decir que Peñaflor, el séptimo productor mundial de vinos, según datos de Euromonitor, no puede meter de ninguna manera Frizzé en el mercado uruguayo? Según nos dijo Sciarra, a partir de ahora solamente tiene dos vías para hacerlo: “o tiene que adaptar el nombre o tiene que comprar la marca que se le opuso”.
¿Intentará Frizzé entrar en Uruguay de cualquier manera? Peñaflor es la segunda bodega argentina que más exporta a Uruguay.