…Hotel de Campo en 1995 por el empresario “Poli” Cerisola, está desde hace poco más de un año, en manos de la familia Barthesagui (los mismos de Altos del Arapey) que en conjunto con inversores rioplatenses se pusieron el negocio al hombro y tienen grandes aspiraciones. Entre otras, aumentar en el corto plazo la capacidad. Hoy, el hotel tiene 40 habitaciones pero la idea es llevarlas a casi 100, poniendo el énfasis en los servicios y la atención. Aun reconociendo que hay que realizar algunas mejoras, la llegada de los nuevos empresarios es para largo. En el poco tiempo que están han logrado levantar la propuesta que se seguirá ampliando con más servicios.
La propuesta gastronómica de “cuatro tiempos” (desayuno, almuerzo, merienda y cena) está incluida en la tarifa en modalidad buffet, con variadas ensaladas y platos calientes. Los panes y bizcochería son caseros.
Las tarifas dependen del momento de la semana y la época del año, con un piso de poco más de US$ 100 (con las cuatro comidas) por día.
La estancia dispone de unos 50 caballos para realizar dos turnos de cabalgatas, guiadas por “Beto” Gómez, tercera generación a cargo de las tareas de campo y del popular “paso en cuero”, emparentado con el sky acuático pero sobre un cuero de vaca y en el pasto.
Hay tres piscinas (dos abiertas y otra cerrada), sala de juegos para niños y adolescentes, y tres salas para reuniones empresariales.
Entre los “ineludibles” están las tortafritas en el fogón de Beto, bien temprano a la mañana, y la tertulia con el polifacético Roberto Diringuer, que además de maestro es escritor y cantor.
Al predio se accede tanto por ruta 7 como por ruta 5. Queda a poco más de 150 km de Montevideo.
Originalmente llamada Nuestra Señora de los Desamparados, perteneció a los Jesuitas hasta 1767 cuando pasó a manos de Juan Francisco García de Zúñiga y posteriormente a sus descendientes, quienes la venden en 1825 al inglés John Jackson.
Desde entonces y hasta convertirse en un establecimiento turístico, las tierras han pertenecido a sus descendientes, siendo su más reconocido administrador el Dr. Alberto Gallinal Heber –tataranieto de John Jackson-, un hombre polifacético que se destacó en la actividad agropecuaria, política y filantrópica, principal propulsor de MEVIR (Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural).
San Pedro de Timote fue orgullo para el país, asombro y admiración de numerosos visitantes, extranjeros, técnicos, estudiantes y hombres de gobierno.
El establecimiento contaba con escuela, herrería, talabartería, taller mecánico, carpintería, tambo y una hermosa capilla construida en 1925, donde se puede apreciar un fresco pintado por el artista Jorge Damiani.
A partir de 1997 se transforma en hotel de campo y es declarado Monumento Histórico Nacional, lo que ha permitido preservar su arquitectura de particular encanto y ponerlo al alcance de quienes la visiten.