Compraron ovejas para que corten su césped y hoy las comercializan en todo el país (el boom por las cara negra)

Cansados de mantener el césped del predio en el que viven en Nueva Helvecia, en el 2016, Fernando Perez y Natalia Dreher compraron dos ovejas para que se encargaran de esa tarea. Cinco años después, los ovinos son la fuente principal de ingresos de esta familia que tiene varios negocios alrededor de las ovejas Hampshire Down o, como se las conoce, “cara negra”.

Natalia es del campo y toda su historia estaba vinculada a eso. En cambio, yo soy del pueblo y tenía que contarle las patas a una vaca”, cuenta entre risas Fernando, aún sorprendido de todo lo que han generado estas ovejas en la familia y en el sector. Es que pasaron de tener dos a cerca de 100 ovejas, en lo que hasta no hace mucho era una idea revolucionaria. “Acá todos tienen vacas. Querer meter ovejas era como querer poblar la luna”, dice el emprendedor, dueño de La Calerga.
 


Hoy comercializan los ovinos a productores chicos, convirtieron su espacio en un punto turístico y venden las crías como mascotas. “Hemos encontrado nichos de mercado súper interesantes”, dice Fernando.

“Nuestros principales clientes son personas de la ciudad que han comprado una chacra pequeña y quieren tener animales pero no saben por dónde empezar. Se identifican con nuestra historia y los acompañamos en todo el proceso”, cuenta. Para llegar a esta etapa, Natalia se preparó para encargarse de la sanidad, de los partos, del control y seguimiento de los animales. Fernando, por su parte, se encarga de la comercialización, de la difusión y de la posventa.
 


Otra pata del negocio es la del turismo. “Siempre pensamos que en un futuro podríamos hacer algo turístico, pero con el impulso de unos vecinos apuramos ese paso. Somos uno de los emprendimientos que forma parte del recorrido de la Alianza Turística Uruguay. Acá vienen las familias a pasar la tarde, los recibimos, los chicos tocan las crías, les dan la leche”, relata la mujer. 

Por último, la pareja descubrió un nicho de mercado insospechado en sus comienzos: la venta de corderos como mascota. “Cuando nacen, estos animalitos son muy tiernos y son muy domesticables. Un día nos preguntaron si no los vendíamos como mascota y ahí nació la tercera para del negocio, que es la más cómica, y cuya demanda supera ampliamente la oferta”, cuentan los propietarios de La Calerga.
 


“Hay una demanda impresionante. Antes de entregarlos, los bañamos, les ponemos accesorios y hasta una cuerdita para que los lleven. Son realmente tiernos”, dicen.

“Para nosotros, este es el mejor negocio. Nos está pasando que no llegamos a tener animales para faenar a fin de año, porque la demanda nos supera ampliamente”, asegura Fernando. El precio de las crías es de 100 dólares. “Hay mercado. La gente nos dice que les sale más barato que un perro y están encantados porque no muerden y cortan el pasto”, cierran entre risas.