Hoy tiene 26 años y hace siete que fundó StarTau, uno de los centros de emprendimientos más importantes del mundo y el más destacado de su país. Con este historial sustentándolo es que vino a Uruguay para participar de la novena edición de Montevideo Valley, que se llevó adelante el sábado pasado en el auditorio del WTC.
Si bien es israelí, es hijo de un uruguayo y una argentina, por lo que su español es casi tan bueno como el de un nativo. De cualquier manera, se trató de su primera vez en nuestro país y, por ende, tuvo su primer contacto con el ecosistema emprendedor uruguayo, con el cual quedó gratamente sorprendido por su buen desarrollo.
Durante su disertación, Balter explicó cómo es posible que Israel sea hoy el segundo país más emprendedor del mundo, si bien el 60% del Estado es desierto y no tiene recursos naturales. Son tres los ejes fundamentales: el gran nivel de emigración, porque los inmigrantes son personas que toman riesgos; la cultura israelí, que se caracteriza por su “hutzpa”, una mezcla de coraje y ser caradura; y el ejército. En Israel es obligatorio formar parte de la defensa por dos años para las mujeres y tres para los hombres, y es allí en donde, según Balter, los israelíes aprenden sobre management y obtienen la experiencia para manejar un equipo, herramientas fundamentales para el mundo de los negocios.
Así y todo, Balter no se olvidó de un aspecto fundamental: la educación. El fundador de StarTau es asesor del Ministerio de Educación en su país y su función es la de intentar hacier que los jóvenes accedan a las herramientas necesarias para que el verdadero emprendedor siga dando sus propios pasos, y para que el que no lo es, al menos conozca los recursos. Si bien es difícil identificar los problemas y en base a ellos armar una solución, las herramientas de emprendedurismo a temprana edad son las que le muestran a los jóvenes un “mundo nuevo”, tal como ocurrió con Balter. La clave, según indicó, está en que los chicos puedan tener experiencias prácticas para aprender y fracasar, que son, a la larga, los que permiten tener mayores oportunidades.
De todos modos, la educación, la academia no lo es todo: “el ecosistema se crea en el punto medio entre el ámbito público, privado y en el académico”, dijo Balter. Es que aunque la Academia esté a cargo de concebir los talentos, el talento solo podrá estar enfocado en el emprendedurismo con la ayuda del gobierno y las empresas privadas. Los puntos de enlace entre los tres harán que el microclima emprendedor crezca.