El objetivo principal de Álamos es ofrecer calidad de vida en un entorno de primer nivel. Como centro de cuidados para adultos mayores de 65 años, este edificio de más de 3.000 m2 –ubicado en Punta Carretas– ofrece estancias permanentes y temporales para un total de 80 personas.
Inaugurado recientemente, en plena crisis del coronavirus, el centro tuvo que adaptarse rápidamente a la nueva realidad, generando estrictos protocolos para garantizar la salud y la seguridad de todos los residentes y sus familiares, además del equipo de profesionales y colaboradores de Álamos.
“La irrupción del coronavirus trajo, indudablemente, una mayor preocupación de los residentes y sus familiares por la seguridad, lo que nos llevó a enfocar todos nuestros procesos en la minimización de los riesgos, como el del ingreso con toma de temperatura a distancia, el testeo de COVID-19 a nuevos residentes, el distanciamiento social dentro del edificio y la limpieza de los espacios físicos con las normativas del Ministerio de Salud Pública”, dijo Jorge Rachetti a InfoNegocios.
Ahora bien, en un país con una de las poblaciones más envejecidas de la región –según datos cerca del 15% de los habitantes en Uruguay tiene 65 o más años de edad–, que existan espacios para la atención de estas personas, con un diferencial como el de Álamos, es más que interesante.
“En Álamos –dijo Rachetti, uno de los directores del emprendimiento– lo que ofrecemos es una excelente combinación de infraestructura de primer nivel, no nos olvidemos que este lugar era un hotel cuatro estrellas, junto al trabajo de un equipo multidisciplinario también de primer nivel profesional”.
Esta combinación, según Rachetti, puede contratarse desde $ 95.000 mensuales, que no solo significan la estadía del residente en el centro de cuidados, sino un plus de servicios que complementan y promueven la vida de cada uno de los residentes, como por ejemplo terapias, tratamientos y programas especialmente adaptados según las necesidad específica de cada uno.
“La idea es que los residentes vivan en este lugar no como en el ocaso, sino como en el lugar en el que su experiencia enriquece a los demás, se enriquece a sí misma y gana en calidad de vida”, remarcó Rachetti, agregando que Álamos tiene concretamente tres propuestas de atención.
Por un lado es un lugar para estancias permanentes, es decir las personas pueden elegir vivir allí. Por otro es un espacio para recuperaciones post hospitalarias, como intervenciones traumatológicas que necesitan una rehabilitación intensiva, que esté acompañada de cerca por médicos y fisioterapeutas. Por último, Álamos es un centro de cuidados paliativos, es decir, acompañan a personas con enfermedades graves o terminales.
“Luego del COVID-19 –señaló Rachetti–, una cuarta propuesta será la de ser un Centro de día, es decir, que las personas puedan venir a Álamos y disfrutar de sus instalaciones y servicios”.
Tanto para los tres ejes principales como para esta propuesta que se desarrollará una vez que pase la pandemia, Álamos tiene programada una agenda de actividades que van desde talleres de lectura, musicoterapia, cine y ejercicios de estimulación cognitiva, entre otros.
Para Rachetti, el principal diferencial de Álamos está en trabajar, con el adulto mayor, a partir de cuatro pilares que son esenciales para su cuidado: “la infraestructura, el equipo multidisciplinario, los protocolos y procesos de trabajo y por último, pero no menos importante, el approach con el otro, el cariño, cuidado y enfoque con el residente”.
En suma, en un marco en el que el COVID-19 vino a poner en escena a los “viejitos” como principal figura a cuidar por parte de todos, que se haya inaugurado un nuevo espacio para su atención –una decisión nunca sencilla para cualquier familia– es más que una buena noticia, es empatía con la vida y la experiencia.