Jorge Getzuian es el nuevo propietario —junto a otros socios— de Expreso Pocitos, y contó a InfoNegocios que los anteriores dueños vendieron el local porque hacía muchos años que estaban al frente y carecían de la fuerza y la iniciativa necesaria para renovar el lugar. “Les costó mucho desprenderse del negocio porque lo levantaron desde abajo y le tenían un gran afecto pero optaron porque alguien viniera y le adjudicara toda la atención que estaba necesitando”, comentó Getzuian.
Expreso Pocitos fue inaugurado en 1910 y está ubicado en la esquina de Benito Blanco y Avenida Brasil. A lo largo de ese tiempo se ha transformado en uno de los lugares preferidos de políticos, artistas y figuras del deporte, como también de los vecinos de la zona, Más de 100 años después, el bar y café busca reconvertirse y volver a ser lo que supo ser.
La reforma requirió una inversión de aproximadamente US$400.000, entre mobiliario, cambios edilicios, sanitaria, estructura eléctrica, baños y pisos. “Prácticamente hubo que hacer el lugar de cero porque estaba venido abajo, no fue solo un lavado de cara, fue una reforma profunda y por eso demoró más de lo pensado”, indicó el empresario quien en un principio creyó que las obras tardarían un mes, y finalmente llevó cuatro.
El lugar mantuvo algunas características originales como las mesas y el techo, pero también tuvieron que ser refaccionados. “Al techo solamente lo pintamos, intentamos mantenerlo tal y como estaba porque es un distintivo del lugar”, comentó Getzuian.
A partir de la reforma, el empresario notó grandes cambios en la concurrencia de los clientes de Expreso Pocitos ya que, para Getzuian el hincha del bar que había dejado de ir, ahora está volviendo porque es para muchos como “una segunda casa”.
La reforma no fue solamente edilicia, es que para el empresario una de las carencias que el bar tenía anteriormente, era el servicio gastronómico. Ahora el objetivo es reconvertirse, y que los clientes asocien el lugar no solamente como un bar para ir a tomar un café, sino también para almorzar y cenar, y por eso ofrecen desde pastas artesanales hasta chivitos y pizzetas.
“Estamos muy contentos con cómo va marchando el negocio, el barrio y los clientes pedían a gritos esta mejora, date cuenta que por fin de semana pasan tranquilamente unas 500 personas”, concluyó Getzuian.