Salvamento Arquitectónico es una empresa uruguaya en cuya visión está la preservación del patrimonio nacional relacionado a la arquitectura. Su responsable es Gabriel Rodriguez Arnabal, empresario perteneciente a una familia que a través de varias generaciones ha contribuido a la cultura de nuestro país. Por ejemplo, su abuelo fue promotor del Estadio Centenario y quien construyó el primer edificio de la rambla de Montevideo, llamado, justamente, Rambla.
La empresa surge en el año 2011 gracias a un hecho fortuito: la demolición de uno de los más grandes palacios Art nouveau del Parque Rodó. “La casa la estaban tirando y mi mejor amigo, un gran preservacionista, me pide que pare el auto porque la estaban tirando con todo adentro. Ahí mismo pedí que me dieran unos días y contraté gente para comprar todo lo que tenía adentro, todo lo que pude rescatar. Compré un palacio en pedacitos, lo guardé en unos depósitos que tengo en San José y comencé a pensar en hacer este modelo de negocio para comprar y vender arquitectura de interiores”.
Salvataje Arquitectónico se comunica con quien va a demoler una edificación antigua y compran lo que consideran que puede ser reutilizado para otros proyectos. “El principal negocio es contribuir con estudios de arquitectura e interioristas vendiéndoles arquitectura de interiores. Muchas veces trabajamos con ellos en conjunto para armar los proyectos, otras veces trabajos directamente con el cliente final; a veces tenemos proyectos de restauración y a veces son proyectos nuevos con elementos de estilo o elementos que le agrega valor de carácter a las obras”.
Para proveerse de nuevos elementos la empresa depende saber dónde y cuándo se van a demoler edificios o casas antiguas. Con respecto a esto, Gabriel comenta: “hace más de diez años que compro, conozco a todas las empresas que demuelen casas y siempre que van a tirar una casa me llaman. Compramos revestimientos, aberturas, marmoles y ese tipo de cosas”.
Además de los depósitos en San José, Salvamento Arquitectónico cuenta con depósitos comerciales en Ciudad Vieja y Punta del Este donde atienden a sus clientes por agenda, con día y hora. “Trabajamos con el mercado local. Históricamente, el cliente al que más le gusta nuestras cosas es el extrangero, pero últimamente hay más uruguayos que se inclinan a comprar este tipo de cosas y ahora es 50-50, la gente local está tomando conciencia del valor de las cosas”.
También trabajan de forma filantrópica en la protección y salvaguardia de inmuebles patrimoniales. Por ese motivo es que, junto con un fondo inversor, Gabriel llevó adelante el proyecto de compra y restauración del histórico Palacio Acosta y Lara, una casona de cuatro pisos y 2.000 metros cuadrados ubicada en la Ciudad Vieja. “No estaba en los planes comprar, pero cuando lo fui a ver me flechó. Estaba destruida y la iban a demoler para hacer un hotel, entonces me embarqué en el proyecto que llevó una fortuna y un montón de años y dedicación”. El resultado habla por sí mismo: la casa tiene nueva vida.
En cuanto a los planes para el palacio, Gabriel comenta que “el plan podría ser venderlo, si encontramos una oferta interesante para un cliente acorde la idea es vender”. Aunque no compartió el monto de la inversión destinada a la compra y recuperación del palacio admite que por US$ 1.600.000 lo pueden vender al cliente adecuado.
Al mismo tiempo, aunque Salvamento Arquitectónico no es la única empresa dirigida por Rodriguez, su plan es mantener el proyecto en el tiempo y seguir contribuyendo a la riqueza patrimonial de Uruguay.