Dentro de los datos presentados se destaca que el 68% de las obras audiovisuales estrenadas en el período analizado recibieron fondos ACAU. Tanto el Fondo de Fomento como el PUA destinaron el mayor porcentaje de apoyo a la fase de producción, y el mayor volumen de proyectos que se apoya es de ficción. A su vez se muestra que el ecosistema de casas apoyadas es diverso y que los fondos concursables no son ganados por los mismos postulantes.
El primer dato que se destaca del observatorio es que el 68% de las obras audiovisuales estrenadas entre 2013 y 2022 recibieron fondos de ACAU y, a continuación, diferencia lo entregado por el Fondo de Fomento y por el Programa Uruguay Audiovisual (PUA).
Con respecto al primero, el informe muestra que en el período estudiado hubo 829 fondos otorgados a proyectos audiovisuales, de los cuales 119 se entregaron en el 2022 (mayor cifra). Dicha cantidad equivale a 330 millones de pesos destinados a proyectos audiovisuales, dato que también posiciona al 2022 como mejor año, ya que marcó un récord de 41 millones de pesos.
En cuanto a la fase de proyecto en la que más se invirtieron fondos, se despega la producción (71%), seguida por promoción y desarrollo. A su vez, dos tercios de los proyectos financiados son de ficción, un 34% es para documental y un 3% es para proyectos de animación. Además, a la ficción se destina una proporción mayor del dinero ya que, de cada $100, $72 son para ficción.
En lo que respecta al PUA, muestra que entre 2019 y 2022 entregó 406 millones de pesos destinados a 134 proyectos y que el 93% del presupuesto se destinó a producción, un %7 a desarrollo, y un 74% de dichos fondos son para proyectos de ficción.
Otro dato a destacar para ambos fondos es que no lo ganan siempre los mismos: 55% de los ganadores del Fondo de Fomento lo ganó sólo una vez y 67% de las casas productoras accedió a fondos del PUA una vez.
En resumen, ACAU apoya al ecosistema audiovisual nacional con el Fondo de Fomento ($330 millones) y el Programa Uruguay Audiovisual ($406 millones). Ambas herramientas se vuelcan principalmente en la fase de producción, y el mayor volumen de proyectos que se apoya o reembolsa capital es de ficción. Los fondos concursables no son ganados por los mismos postulantes y el ecosistema de casas productoras apoyadas se muestra diverso.