El 1o de octubre, los coffee-lovers levantaron sus tazas para celebrar el Día Internacional del Café. La bebida casi mágica que está a nuestro lado desde el primer sorbo de la mañana, en la sobremesa y las tertulias por la noche. Pero ¿sabías que el café más dulce no siempre debe de llevar azúcar?
Un dato que merece tu atención es que el Dr. Saurabh Sethi, reconocido gastroenterólogo egresado de Harvard destaca que una de las dos condiciones para que una taza de café sea saludable es servirla sin azúcar. Esa pequeña cucharadita que parece inofensiva puede elevar los niveles de glucosa en la sangre y añadir calorías innecesarias, en cantidades excesivas.
Los que toman el café negro hacen bien, ya que genera beneficios al actuar como una fuente rica en antioxidantes, acelerar el metabolismo y mejorar el ánimo. Sin embargo, muchas personas no pueden iniciar su rutina sin una pizca de azúcar en su bebida, pero eso no significa que sea imposible disfrutar de esa dulzura sin comprometer otras cosas.
A partir de datos recopilados por Splenda, la mayoría de los adultos beben tres tazas de café de unos 57 gramos al día, lo que suma un aproximado de 670 calorías en azúcares agregados a la semana. Pero al emplear alternativas al azúcar como los edulcorantes no calóricos, se podrían ahorrar hasta 200 calorías semanalmente.
Estos sustitutos al azúcar son una alternativa para quienes quieren un mejor estilo de vida. Un mínimo cambio, como incluir un sobrecito de Splenda en el café, puede motivarnos a adoptar otros hábitos para complementar un estilo de vida balanceado, que, en complemento con el ejercicio y una buena alimentación, ayuda a alcanzar metas vinculadas con la salud.
Una curiosidad es que el universo de los endulzantes que no son azúcar se expande de forma continua para los que buscan más variedad. Recientemente la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) descubrió que la pulpa deshidratada de cacao puede sustituir hasta el 75% del azúcar en diversas preparaciones, manteniendo la misma calidad y sabor.
Al final, la auténtica dulzura del café no proviene del azúcar, sino de la oportunidad de tomarlo en formas más enriquecedoras, y de encontrar satisfacción plena en la simplicidad de una buena taza.