Pese a las claras señales de recuperación económica que reflejan las cifras oficiales, el 43% de las empresas que participó de la 26º edición de la Encuesta de Perspectivas Empresariales de KPMG Uruguay aseguró no haber alcanzado niveles de ventas prepandémicos, en tanto que 35% reporta haberse recuperado totalmente (logrando niveles superiores a los alcanzados en 2019) y un 22% declaró no haber sido afectado por la pandemia.
El relevamiento, realizado entre el 16/11/2021 y el 08/12/2021, abarcó a directores, gerentes generales y gerentes financieros de 84 empresas provenientes de diversos sectores de actividad, con una dotación media de 245 trabajadores.
RESULTADOS. En cuanto al comportamiento de las ventas en términos de márgenes y cantidades, la mayoría de las empresas encuestadas verificó una reducción de márgenes, “mostrándose una mejoría a nivel de cantidades colocadas, aunque subyacen problemas de divergencia entre la rentabilidad esperada y la efectivamente obtenida”, indica el estudio.
El 70,4% de los encuestados indicó haber efectuado ajustes al alza en sus precios de venta, cifra que representa un fuerte aumento (26,4 puntos porcentuales más) frente a los resultados de la encuesta en 2020. “Esto seguramente en un natural intento de recuperar alguna fracción de las pérdidas sufridas en 2020”, señala el informe.
Los principales motivos señalados por las empresas para estos aumentos de precio son el pasaje a precios de la variación del tipo de cambio nominal y el aumento de costos laborales: ambas variables fueron mencionadas por el 35,1% de los encuestados.
EXPECTATIVAS. Por otro lado, se verificó una importante mejoría en la percepción del clima de negocios que retroalimenta las expectativas de que 2022 sea un mejor año desde el punto de vista económico. El 78% de las empresas encuestadas percibe que el clima de negocios es “bueno” o “muy bueno”, siendo este el máximo porcentaje registrado desde que comenzó a formularse la misma pregunta en la edición del año 2012.
A su vez, como todos los años se preguntó a las empresas sobre la percepción del clima de negocios según diez categorías específicas. Como suele ocurrir, sobresale la percepción positiva en la seguridad jurídica, la estabilidad macroeconómica y el régimen de promoción de inversiones. Pero por primera vez desde 2012, el saldo neto fue positivo (es decir, mayor número de empresarios con percepción buena que con percepción mala) en todas las categorías consultadas, incluyendo a la legislación laboral que típicamente era una categoría con percepción negativa según la mayoría de los empresarios.
Las perspectivas sobre la situación económica para 2022 son fuertemente positivas: 89% considera que la economía mejorará, frente a un 1% que prevé una retracción. Al consultar a las empresas sobre cuáles eran sus expectativas de crecimiento para los próximos tres años en términos reales (a nivel de firma), el 96% espera registrar resultados positivos (60% espera crecimientos superiores al 3%).
Las buenas perspectivas de crecimiento son consistentes con el mayor ánimo para la ejecución de inversiones. En tal sentido, el 59,3% de las empresas encuestadas prevé realizar inversiones en activo fijo en 2022, siendo este el máximo porcentaje verificado desde el año 2012. “A su vez, entre las que planean invertir, el 71% lo hará no únicamente para reponer la depreciación del capital existente, sino con la finalidad de ampliar el stock de capital. Vale decir, con la finalidad de ampliar la capacidad productiva a futuro”, expresó Marcelo Sibille gerente senior de Consultoría de KPMG Uruguay.
CONTRATACIONES. Las perspectivas optimistas consolidadas dan como resultado una caída en la cantidad de firmas que se inclina a reducir la dotación de personal para el año entrante (14,8% contra 20,3% registado en la medición de diciembre de 2020). A su vez, hubo un fuerte aumento en la cantidad de empresas que espera un aumento en su plantilla en 2022(34,6% de las firmas encuestadas).
TRABAJO REMOTO. En lo que puede interpretarse como la primera consecuencia de mediano plazo asociada al shock que sufrió el sistema socioeconómico, se registró una mayor participación del teletrabajo en aquellos rubros que lo permiten.
El 88% de las organizaciones que participó de la encuesta declaró haber teletrabajado en el año de pandemia: 52% se corresponde a firmas que generaron e incorporaron definitivamente la experiencia mixta de reducción de días de oficina y su reemplazo por días de trabajo a distancia, en tanto que el restante 36% representa a empresas que abandonaron la práctica de la virtualidad una vez reducida la prevalencia del COVID-19.
En empresas grandes la continuidad del régimen híbrido asciende a 67%, mientras que el 28% volverá a la presencialidad plena y el 5% nunca aplicó teletrabajo. Como contrapartida, en empresas medianas el 41% prevé mantener el régimen de trabajo híbrido, contra el 44% que volverá a la presencialidad plena y 15% que nunca aplicó trabajo remoto.
“Una hipótesis factible para la existencia de esta heterogeneidad yace en la disponibilidad del uso de tecnología de avanzada para el enforcement de la fuerza laboral, a medida que su escala crece”, señala el informe.