De hobby a fábrica: la historia de la primera productora de velas de soja en Uruguay

(Por Mathías Buela) En un mercado dominado por la parafina, DeVelas se posiciona como la primera y más grande fábrica uruguaya de velas aromáticas hechas con cera de soja, una alternativa vegetal, biodegradable y libre de petróleo. El emprendimiento, liderado por Carolina Bengoa, produce miles de unidades por mes desde Montevideo y apuesta por el diseño, la sustentabilidad y la expansión futura.

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Lo que empezó como un hobby terminó convirtiéndose en la primera y más grande fábrica de velas de cera de soja en Uruguay. Carolina Bengoa, creadora de DeVelas, pasó de hacer velas de parafina para regalar a amigos, a importar su propio insumo y desarrollar un emprendimiento que hoy produce entre 3.000 y 5.000 unidades por mes.

“En 2018 formalicé, pero ya venía jugando con esto desde hacía mucho tiempo”, cuenta Bengoa a InfoNegocios, que se especializa en velas aromáticas hechas con cera de soja, una alternativa natural y no tóxica frente a la parafina tradicional, que es derivada del petróleo. “La cera de soja no es inflamable, fija mejor las fragancias, y hasta se puede usar para masajes”, explica.

En un mercado dominado históricamente por la parafina, los productos de DeVelas —elaboradas en una planta propia que combina diseño, aromas premium y un fuerte foco en lo artesanal— se comercializan en una amplia variedad de presentaciones: los precios van desde los $100 para una Vela Mini, hasta los $2.800 para una vela de lujo presentada en copón Deluxe.

El camino no fue sencillo: conseguir el producto, entender cómo importarlo (cuando aún era desconocido en Uruguay) y montar la producción le llevó varios años. “Llegar a la fábrica que la producía fue dificilísimo, y cuando quise importarla tampoco sabían bien qué era”, recuerda. Hoy, la cera la importa directamente, y trabaja con una proveedora local de fragancias que también creció junto a ella.

Bengoa fabrica desde su casa y traslada al depósito para distribución. Tiene puntos de venta fijos como Manos del Uruguay, Almenara Mall y Casa Petrichor (Lauro Müller y Jackson), y además vende por su página web, que busca fortalecer para escalar el negocio. Recientemente participó en un espacio dentro del shopping Tres Cruces, en el marco de una iniciativa impulsada por ANDE para emprendimientos sostenibles.

“Todo lo hago sola, y eso a veces limita el crecimiento, pero también me gusta tener el control de cada vela. Las hago todas yo”, afirma. Por ahora, el negocio está centrado en el mercado uruguayo, aunque ha recibido propuestas para abrir fábricas en Paraguay y Chile. 

Gracias al apoyo de programas como “Modo Digital” de ANDE, la marca viene dando pasos hacia el crecimiento: desde mejorar su presencia online hasta empezar a sistematizar la producción. “Siempre hice todo en cuadernito, y ahora recién empiezo a digitalizar un poco más”, cuenta entre risas.

Con fragancias duraderas, productos artesanales y una filosofía centrada en la calidad antes que en abaratar costos, Carolina Bengoa logró posicionar su marca en un nicho competitivo y en crecimiento. Y aunque todo comenzó como un pasatiempo, hoy es una empresa que prende fuerte.

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