De aprobarse este proyecto, Uruguay se sumará al elenco de países que prevén las SAS como uno de sus tipos sociales habilitados para operar. Estas sociedades recogen las principales virtudes de las SA y SRL, al tiempo que procuran evitar sus desventajas.
La autonomía resulta el paradigma principal: el proyecto prevé que los fundadores de las SAS tengan amplias potestades para “moldear” las sociedades a su gusto, para extraer de ellas la mayor funcionalidad posible. La modernización es la clave: los accionistas pueden sesionar en asambleas fuera del domicilio social, por medios de comunicación electrónicos o, incluso, mediante resoluciones por consentimiento escrito. A efectos tributarios, tendrán igual tratamiento que las sociedades personales.
Con un procedimiento de constitución más rápido, menos burocrático y más económico, los emprendedores podrán comenzar sus actividades sin verse sofocados por los costos y tiempos prolongados que hoy suponen los otros tipos sociales.
Asimismo, el proyecto de ley prevé otras cuestiones, tales como la regulación del crowdfunding y la creación del Consejo Consultivo de Emprendimientos.
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Por:
Juan Ignacio Seco, gerente de Servicios Legales de PwC Uruguay.
Federico Pereira, senior de Servicios Legales de PwC Uruguay.
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