Para ello, es importante articular la práctica laboral con el pensamiento creativo desde un abordaje unificado y basado en la experiencia del colaborador. Para esto, algunas prácticas diseñadas por PwC recomiendan centrarse en cuatro principios: las cuatro F. Ellas son: forma, flujo, sentimiento y función.
- Forma: ser claro. Los empleados no pueden hacer bien su trabajo si no entienden lo que se les pide, el propósito del trabajo ni cómo deben priorizarlo.
- Flujo: mantener el movimiento. Una vez que un colaborador se sumerge en una tarea, debe establecerse una sensación de productividad satisfactoria, lo que requiere la capacidad de ponerse en su lugar y crear un sentido de flujo dentro de sus sistemas.
- Sentimiento: hacerlo agradable. Preguntate qué haría falta para que la experiencia de las personas fuera un placer; cómo hacer para que las tareas y procesos sean simples e intuitivos.
- Función: no descuidar los cimientos. En última instancia, los empleados tienen derecho a esperar que lo que están realizando "simplemente funcione".
El cumplimiento de estas cuatro F permitirá mejorar la productividad y ofrecer resultados poderosos. Pero cuando se trata de la experiencia del empleado, debe generarse una interacción constante y fluida con los colaboradores, aprovechando los conocimientos generados para la mejora continua y medir el impacto de su trabajo en la creación de valor.
Por:
Cecilia Rodríguez, gerente de Selección de Personal de PwC Uruguay.
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