Pizzorno sigue apostando al modelo de bodega boutique
Los bodegueros uruguayos que apuestan a los productos de calidad, la siguen remando porque están cada vez más entusiasmados con los productos que logran. Y siguen invirtiendo en mejorar sus establecimientos adaptándolos como reductos turísticos. Uno de esos casos es el de la bodega Pizzorno, ubicada en el kilómetro 23 de la ruta 32 (continuación del Cno. Mendoza), en la zona de Canelón Chico, que desde el 2000 vienen mejorando sus instalaciones y apostando a la calidad de sus vinos invirtiendo en tecnología y concentrándose en producir con uva propia. La bodega tiene una producción anual de 100.000 botellas de vinos finos y unas 10.000 botellas de espumoso (método champenoise) de las cuales colocan el 60% en el exterior y el resto en Uruguay exclusivamente en el canal gastronómico y algunas tiendas especializadas. Pero la realidad de los mercados externos, que “sigue un poco parada” tal como nos comentó Carlos Pizzorno, tercera generación de la bodega familiar fundada por don Próspero en 1910, ha hecho que el mercado nacional retome interés para los vinos locales, aun compitiendo, por precio, con vinos argentinos y chilenos.
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