La arcilla en Cerro Largo, el grado de oxidación de su suelo, produce en su tierra dos tonalidades muy poco comunes y que Natalia Fernández Gularte e Ignacio Arbulo han sabido capitalizar creando, a través de Ancestral, dos pinturas naturales cuyos nombres son Luna Cerro Largo y Río Cerro Largo.
Pero esto no queda aquí, también con arcilla Fernández Gularte y Arbulo crearon otras tres tonalidades únicas de pinturas naturales: Amanecer Rocha, Viento Cerro Largo y Sierra Rocha. Luego, mezclándole a la arcilla otros elementos, como pigmentos minerales, áridos, poliacetato de vinilo y cal, la arquitecta y el ingeniero civil produjeron otros colores: Mar La Paloma, Calor Melo, Sol La Paloma, Blanco y Chacra La Paloma.
“Todas estas pinturas no contienen sustancias nocivas y, en ningún caso, desprenden tóxicos, ni en su producción ni en su aplicación. Es decir, a la vez que brindan calidez a los ambientes por los colores naturales de la tierra, son pinturas saludables”, dijo Fernández Gularte a InfoNegocios, agregando que “la propuesta que tenemos desde Ancestral es facilitar una alternativa de productos constructivos de bajo impacto ambiental, elaborados a partir de los recursos locales que tenemos disponibles y con posibilidades de ser reciclados o reciclables”.
Ancestral surgió primero en 2012 como un estudio-taller de arquitectura y diseño especializado en bioconstrucción, diseñando, proyectando y construyendo -según dijo Fernández Gularte- diversas obras: “viviendas urbanas y rurales, centros educativos, hospedajes turísticos y salones de usos múltiples”.
En paralelo a este trabajo llevado adelante por la pareja de socios -y la pareja en la vida diaria-, en 2018 se puso en marcha el emprendimiento de elaboración de componentes para la bioconstrucción, siendo la tierra, la piedra, la madera, la cal, el bambú y otras fibras naturales las principales materias primas utilizadas para la realización de una serie de productos que, en 2019, salieron al mercado para su venta.
“Uno de estos productos son las pinturas naturales -dijo Fernández Gularte-, pero también hacemos bloques de tierra comprimida, más conocidos como ladrillos ecológicos, y bloques ecológicos de tierra alivianada”.
En el primer caso, el componente principal es tierra cruda -70% arena y 30% arcilla- más estabilizante -cemento o cal-, mientras que en el segundo caso se trata básicamente de materiales de desechos, como viruta, aserrín y cáscara de arroz, más fibras vegetales y tierra arcillosa.
“Tanto los ladrillos como los bloques son excelentes aislantes térmicos y acústicos, tienen alta resistencia al fuego, muy buena resistencia a la compresión, son de construcción rápida, fácil y sin desperdicios, facilita instalaciones eléctricas y sanitarias, son materiales totalmente reciclables y contribuyen a la eficiencia energética de las edificaciones”, puntualizó la arquitecta, señalando que el costo de los ladrillos varía si son macizos o con huecos -entre $ 25 a $ 30 cada uno aproximadamente-, mientras que los bloques chicos rondan los $ 50 cada uno.
En cuanto al precio de las pinturas naturales de Ancestral, cuyas presentaciones son en envases de 1, 4, 10 y 20 litros, varían -además de la cantidad- de acuerdo a la tonalidad, ya que no es lo mismo un balde de 20 litros de Amanecer Rocha, que está cerca de los $ 4.300, que uno de 20 litros de Mar La Paloma, que ronda los $ 6.800.
Según Fernández Gularte, cada vez hay más personas que “se animan al diseño, la construcción, el asesoramiento y la capacitación en bioconstrucción”. Tanto es así que, desde sus inicios a la fecha, según la arquitecta, “Ancestral viene creciendo y duplicando su facturación año tras año”.
“Nuestra propuesta es reunir materiales y sistemas constructivos ancestrales, pero con diseño moderno e innovador”, sostuvo Fernández Gularte, agregando que “nosotros elegimos la bioconstrucción como una opción de vida, porque estamos convencidos de que los materiales y sistemas constructivos ancestrales contribuyen a un mundo más sustentable”.
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