¿Es posible que una caja sea algo más que una caja? Si está vacía no, pero según lo que haya en su interior, sí. Puede ser una caja de dulces, una de aperitivos salados o bien, una de ambos sabores, para todos los gustos. Eso sí, hasta no abrirla, siempre será una caja de sorpresas. ¿Pero puede una caja ser un abrazo a la distancia, una caricia en cuarentena? ¿Puede una caja simbolizar el humilde y arduo –y a la vez apasionado– trabajo de cientos de mujeres rurales y de muchos otros emprendedores? La respuesta es sí.
Para Mariana Chilibroste, cofundadora junto a Diego Fraga de Sellin, una plataforma generadora de oportunidades para 400 microproductores, en un momento tan difícil de dimensionar cómo y cuál será el impacto que tendrá sobre todos nosotros lo ocasionado por el COVID-19, las preguntas que debemos hacernos son, quizá, más emocionales pero decisivas. “¿Qué impacto tienen nuestras decisiones de consumo?, ¿qué tipo de economía quiero desarrollar?, ¿cabe el cariño y la solidaridad en una caja?”, reflexionó Chilibroste.
Las cajas gourmet sorpresas de Sellin fueron lanzadas al mercado hace unas dos semanas, desde la tienda de la empresa, como parte de un proyecto de innovación comercial denominado Codo a Codo. “Surgió –dijo Chilibroste a InfoNegocios– para ayudar a los emprendedores y sus familias a que puedan sostenerse en este momento tan difícil generado por el coronavirus”.
“Desde Sellin siempre estamos buscando unir a los microproductores con las empresas, por un lado, y con los clientes o consumidores finales, por otro. El objetivo nuestro es impulsar el crecimiento y desarrollo de los productores. Pero para potenciarnos, para generar una economía sostenible, basada en el ganar-ganar, en la revalorización de la cadena de valor, en asumir que todos somos productores de economía siempre y debemos saber qué economía queremos mover, tenemos que planificar las ideas”, remarcó Chilibroste, agregando que “en este caso, como se suspendieron la ferias, los eventos, la Rural del Prado y un sinnúmero de actividades y los productores contaban con stock parado o con materia prima para producir, diseñamos las cajas sorpresas”.
Los precios de estas cajas gourmet –con una selección de conservas, aceites, condimentos, especias, mermeladas, té, miel, terrones de azúcar, chocolates y alfajores provenientes de cerca de 60 de los 400 microproductores que tiene la red– son de acuerdo a sus presentaciones: grande $ 1.500 (8 productos), mediana $ 1.150 (6 productos) y pequeña $ 600 (3 productos). Son nueve cajas en total, ya que hay de cada tamaño tres sabores: dulce, salado y ambos gustos combinados.
“Estamos hablando de más de 50 productos elaborados por manos uruguayas, en la mayoría de los casos de mujeres rurales, por lo que este desarrollo cobra un sentido muy profundo en la situación en la que hoy estamos”, sostuvo la directora de Sellin, señalando que apenas lanzada la campaña se comercializaron 250 cajas a clientes finales.
Sin duda la trazabilidad de los productos hace que cada caja tenga un valor agregado incalculable, pero para Chilibroste, en el caso de Codo a Codo “el cliente se enamora del producto en sí mismo y, fundamentalmente, de la idea de recibir un abrazo en una caja. Los mensajes han sido conmovedores”.
Para esta licenciada en Psicología y consultora en Gestión Estratégica de Personas, el mensaje que debemos reforzar en este tiempo de crisis es que la procedencia, el impacto en la cadena de valor y las historias y personas que están detrás de los productos que consumimos toman un rol preponderante, por eso invita a las empresas a pensar y reflexionar juntos qué acciones pueden desarrollarse, sin reinventar la rueda, sino mapeando las oportunidades.
“Creyendo verdaderamente –finalizó Chilibroste– que una caja es algo muy simbólico, porque es el mundo en el que queremos que vivan nuestros hijos, un mundo que esté repleto de empatía, solidaridad, respeto y abrazos. Esos que hoy la coyuntura no permite darnos, pero que están allí al abrirse en una caja”.
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