El proyecto nace como un emprendimiento familiar entre Rodolfo, Daniel y Virginia Piñeyro, Perito en Electrónica, Arquitecto y Diseñadora Industrial, respectivamente, a partir del amor que los tres tienen por la música. Comenzaron en 2019 con la construcción de un prototipo y el desarrollo y validación de la idea de negocio con una incubadora.
El producto consiste en un instrumento musical electrónico inspirado en la guitarra. No es una guitarra, pero permite a los usuarios tocar canciones de campamento sin la necesidad de tener conocimientos musicales previos. Si: ahora podés hacer corear De música ligera a tu familia aún sin saber lo que es una cejilla o un Fa. Los creadores explican que se inspira en una guitarra porque es para tocar canciones, acompañamientos o arpegios de una manera mucho más sencilla que con un instrumento tradicional, sin necesidad de formar acordes o hacer transiciones.
Vieron una oportunidad cuando Fender, una de las marcas de guitarras más conocidas del mundo, publicó una estadística que muestra que, entre las personas que compran una guitarra para empezar a aprender, el 90% la abandona al cabo de un año. “Es un número que pega fuerte” comenta Daniel, ya que muestra una necesidad que no está del todo atendida: hay muchas personas que desean tocar música pero se frustran en el camino. “Generamos instrumentos que facilitan no abandonar”.
En este momento los desarrolladores están trabajando en un segundo prototipo, acompañado por una app que facilitará aún más la tarea. El plan es salir al mercado en marzo del 2023 a un precio competitivo. “En este momento el objetivo es tener un precio de venta de entre US$ 150 y US$ 200, que es lo que te sale un instrumento de iniciación. Los clientes a los que apuntamos son aquellos que compran una guitarra o un teclado para probar, esta es una alternativa para probar, entonces el precio tiene que comenzar ahí”.
Para la construcción de los instrumentos, tanto el diseño como la electrónica se desarrollan a nivel local mientras que la producción es importada con complementos locales. Las carcasas se producen con corte láser e impresión 3D.
Una vez que Guimpler haya puesto su pié en el mercado local, el objetivo es llegar a Estados Unidos. “Es un producto globalizable, no depende del idioma, ni siquiera es regional. Por eso queremos lograr la internacionalización.
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