Estos últimos serán pastas frescas de La Carpigiana, que desde 1970 se dedica a la fabricación de pastas artesanales, aceites de oliva, granolas, mermeladas, empanadas congeladas, tés, panes mieles, vinos, quesos y otros productos que vendrán de unos 30 proveedores. “Queremos potenciar la gente que está detrás de las marcas”, contó a InfoNegocios una de sus responsables, Elena Gari. “Buscamos acercar al productor y al consumidor”, dicen.
En cuanto al co-cooking “la persona trae sus insumos y tenemos cámaras de frío y lugares para guardar”, explicaron. El co-cooking es una “invitación a incentivar a los pequeños productores artesanos que se ven limitados por la cocina de sus casas y regulaciones nacionales, proporcionando acceso a una cocina equipada y habilitada, procurando un alquiler flexible por horas de trabajo”. El objetivo es también reunir cocineros de toda índole con diferentes experiencias y especialidades, cuyos vínculos” pueden aportar y ser un factor diferenciador”, según dicen. Se busca generar un “espacio incubador de talento propicio para intercambio de recetas y tips, y generar contactos para futuros proyectos colaborativos. Compartir una misma pasión por cocinar”
El alquiler del espacio incluye el equipamiento y utensilios. El espacio de trabajo es definido y también los almacenamientos son definidos (no así los fuegos). También incluye la limpieza profunda del local aunque no de bacha ni utensilios. Admite un máximo de 3 personas en simultáneo y los requisitos son tener un carné de manipulación de alimentos, uso del delantal de Matisse, y llevar sus ingredientes.
Hasta el momento, aún antes de abrir ya tienen una persona que alquiló “60 horas por mes” para el uso de la cocina, además de varias consultas.
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