Nunca es sencillo para un nuevo producto o una nueva marca hacerse un lugar en el mercado. Mucho menos sencillo es ganarse un espacio entre los consumidores, sobre todo en Uruguay, donde hay varios factores -precio, hábito, conservadurismo- que inciden en la decisión. Pero hay productos y marcas que, si bien puede llevarles algo de tiempo meterse en el ruedo, más temprano que tarde conquistan al público. Mionetto es uno de estos casos.
Según Pablo Calvete, quien representa Henkell Freixenet en nuestro país, “desde que lo trajimos por primera vez a nuestro país, en plena pandemia de 2020, el prosecco Mionetto viene conquistando el paladar de los uruguayos, con un enorme éxito desde fines de 2021 a la fecha”.
De hecho, Calvete sostuvo que este espumante -un brut de Denominación de Origen que en el mundo se ubica en los primeros lugares de venta dentro de su categoría-, en Uruguay viene alcanzando ventas que “superan las 5.000 botellas en lo que va del año, sin contar que todavía faltan los meses de mayor comercialización de este tipo de vinos, como noviembre y diciembre, que estimamos sumar entre 2.500 a 3.000 botellas”.
A un precio que ronda los $ 750 a $ 800, el Mionetto tuvo un gran auge a través del trago spritz, que mezcla hielo, Aperol, agua de soda y, justamente, prosecco brut, cuyo mejor exponente en nuestro país es el Mionetto de la colección Prestigio, un vino con uvas de la provincia de Treviso, una zona de Italia que siempre ha producido prosecco de alta calidad.
“Si bien el prosecco Mionetto suelen utilizarlo mucho para cócteles, sabemos que cada vez más los uruguayos lo están disfrutando de beber solo o acompañando una comida, como frutos de mar o pescados”, dijo Calvete.
En suma, hace tiempo que Mionetto llegó para mostrar que el prosecco es un vino versátil y delicioso para disfrutar con amigos, sobre todo ahora que comienza el calor y las noches se hacen más agradables para disfrutar en nuestra boca las burbujas de las colinas del pueblo Valdobbiadene, donde este espumante nació en 1887, cuando el maestro enólogo Francesco Mionetto abrió su bodega y con ella su pasión y el arte de hacer un espumante de prestigio.
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