Ante la crisis, cada continente se ajusta el cinturón a su manera

La crisis económica mundial está cambiando hábitos en todas las clases sociales. En Estados Unidos está de moda el shopping de lujo a domicilio, porque los ricos no se atreven a salir de las tiendas con sus compras. Las tarjetas de crédito aumentaron los intereses, y los shoppings reducen horario por falta de clientes. En las clases bajas, donde hay mayor competencia laboral entre estadounidenses e inmigrantes, la xenofobia va en aumento.En Italia la ocupación de viviendas surgió como nunca y la gente se deshace de sus tesoros de familia a bajos precios en tiendas de segunda mano. En Francia está de moda el alquiler de terrenos para huertas por 50 euros al mes y el trueque de objetos y servicios. Los franceses no dejan de ir al restaurante pero aprovechan el "menú de crisis", por 9 euros, y en la Costa Azul surge el menú “a voluntad”. En España baja el uso de celulares y la venta de autos, y la gente come en la oficina. Para los adolescentes se acabaron los taxis, ir a tomar copas con amigos, gastar en discos y ropa, y la dependencia económica se prolonga. En Uruguay el mercado laboral todavía no ha sentido demasiado los efectos de la crisis, pero la venta de 0 km bajó más de 30% desde fines de 2008. En la consultora CPA/Ferrere opinan que "es probable que el recrudecimiento de la crisis y sus impactos regionales tengan un impacto interno nada despreciable, con mayor intensidad en la segunda mitad del año".

Solo para el club de los millonarios que van a José Ignacio (el Turismo Premium de UY que arma Intro Concierge)

(Por Antonella Echenique) José Ignacio se convirtió en uno de los destinos más exclusivos de América Latina, un lugar que atrae cada verano a empresarios, celebridades y viajeros de alto poder adquisitivo. El turismo de esa zona se mide en calidad y las experiencias se diseñan con un nivel de detalle que responde a un nuevo concepto de lujo, que no se ostenta pero que garantiza confort, privacidad y vivencias.