No es el peso: son todas las monedas las que se han demostrado inútiles como unidad de cuenta y reserva de valor. Si una persona recibía US$ 100 al nacer en 1970 y los guardaba en una caja, hoy tendría el equivalente a US$ 20, es decir, hubiera perdido 80% de su valor.
Ni hablar de nuestro peso: si una persona hubiera llegado al país en 1945 con todos los dólares del PBI norteamericano y los hubiera pasado a pesos argentinos y guardado en una bóveda, hoy podría pagar sólo un cortado con su dinero.
Ahorrar en dólares es tonto. Ahorrar en pesos -lo sabemos- es suicida (por eso tantos ahorran en dólares como mal menor).
Laura y Riva están convencidos que con monedas virtuales (o monedas índice) el ahorro se convierte en crédito y se dinamiza toda la economía. Y citan el caso de Chile donde los préstamos equivalen al 70% del PBI del país (en Argentina al 14%).
Proponen una "moneda virtual" como las UF de Chile (una herramienta más allá de la coyuntura)
No es una idea abstracta, ni un pensamiento de laboratorio. Detrás de la propuesta de Guillermo Laura y Ergasto Riva hay reconocidos economistas (como Irvin Fisher) que lo pensaron y propusieron hace ya muchos años. Y un caso testigo: Chile.
La creación de una moneda virtual como la Unidad de Fomento que rige en Chile desde 1975 permitió -entre otras muchas medidas y políticas a largo plazo- que el sistema bancario de ese país sea más grande que el de Brasil y cuatro veces el argentino. La gente allí ahorra en pesos y no en dólares, cómo histórica (y erradamente) se hace en nuestro país.
¿De qué se trata concretamente? De separar dos de las funciones de la moneda (unidad de cuenta y reserva de valor) y dejarle al peso circulante sólo una (medio de pago).
Ojo: no es una medida para atacar la inflación coyuntural actual, sino una herramienta que va más allá del momento. Con una moneda virtual, el peso argentino se mantendría como medio de pago de bienes y servicios, pero cuando alguien despositara pesos en el banco estos se convertirían inmediatamente por un índice móvil en esa moneda virtual que -al no existir- no se puede atesorar.
La moneda virtual es -entonces- una forma de indexar (hacia arriba o abajo) la moneda y depende de un elemento muy sensible: un índice sólido, confiable y -como en el caso chileno- de bases técnicas (y no políticas).
(Más sobre esta idea y algunos ejemplos impresionantes de por qué el dólar tampoco sirve como reserva de valor haciendo clic en el título).
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