“Para lograr el máximo impacto en el mercado inmobiliario el Gobierno debería eliminar el mercado secundario pero eso haría que los dólares blanqueados duraran menos en la bóveda del Central. Por el contrario, aumentar las reservas –una necesidad del gobierno- elevaría el mercado secundario y no lograría tantas operaciones inmobiliarias”, explicó Utrera ayer en una disertación organizada por Ferrocons a la que asistieron 120 personas.
¿Pero para terminar con el stock inicial de viviendas todo depende de la cantidad de dólares que ingresen?, preguntamos.
“El blanqueo anterior, que fue en un contexto con menos incertidumbre, logró reunir US$ 4.000 millones, pero de eso, sólo US$ 600 millones vinieron del exterior. Supongamos que con este blanqueo ingresen US$ 2.000 milllones, si la mitad va a Cedin y de allí US$ 500 millones van a inmuebles tenemos que a viviendas “de primera mano” va el 50% de ese monto. Es poco”, asegura.
Dicen que el blanqueo no tendrá impacto inmobiliario (pero podría ser un gran negocio)
Desde el punto de vista político, la decisión del kirchnerismo de blanquear dólares “en negro” tiene un alto costo. Es lo mismo que hizo el menemismo a principios de los ’90. Pero sus defensores aseguran que es una medida que traerá beneficios, entre ellos, reactivar el mercado inmobiliario, lo que generará nuevos empleos.
Sin embargo, para el economista Gastón Utrera, la polémica medida no tendrá relevancia en el sector.
“Supongamos que una persona decide blanquear US$ 100 que tiene en negro en el exterior y toma el Cedin del Banco Central. Luego, si quiere mantener su posición en dólares, vende el bono a un desarrollista, el dueño de un corralón o un inmobiliario (los que tienen bienes que se pueden comprar con Cedin), digamos que a US$ 90. Este último, después, va le vende el título al Central. Así, el ‘blanqueador’ se quedó con US$ 90 y el desarrollista se ganó US$ 10 de comisión. No se construyeron nuevas propiedades y esto ocurre aun poniendo a más intermediarios entre la primera operación y el cambio final del bono en el Central”, ejemplificó Utrera.
“Aparecen oportunidades de negocios financieros –subraya- pero no reales. La cantidad de operaciones no traccionará nuevas construcciones”, dijo.
¿Cuál es la disyuntiva del Gobierno si quiere maximizar el impacto inmobiliario? Haciendo clic en el título.
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