La evidencia era clara, no había otra, ¡el tipo tenía que convivir con nosotros! (nadie podía aparecer de golpe, de modo tan veloz si así no fuera); y el lugar donde se ocultaba resultaba obvio: el desorden de nuestro placard era tal, que hasta podía darse el lujo de organizar una fiesta Halloween allí y tener por invitados al cuerpo entero de zombies del video Thriller de Michael Jackson.
Ordenar el vestidor exorcizó la fantasía y repetir la acción al menos dos veces al año se hizo un rito. Si bien disponer las prendas por estación, evaluar su estado, deshacerte de las que ya no van, acomodarlas por tipo, por destino, por frecuencia de uso, etc., es elemental (y hasta higiénico); aprovechar esa labor para reconocer nuestro Patrón de Adquisición y Gustos es fundamental en el armado de un vestuario que nos de alternativas de uso.
Somos “seriales” a la hora de adquirir los trapos, que la mayoría de tus remeras tengan el mismo diseño de rayas, que repitas marca y modelo de vaqueros cada temporada, que tu familia te regale la misma camisa cumple tras cumple no significa que respetás un “estilo”, sólo confirma la compulsión y te hace ver como una persona que en los últimos tres días no se cambió de ropa (je).
Ver la moda como un juego es el objetivo, diseñar tu guardarropa no es más difícil que resolver logaritmos, solo consiste en dedicarle -y dedicarte- un poco de atención, animarte a probar y de paso… evitar que el cuco inicie un juicio de usucapión por tu placard.
La galería de hoy propone alternativas primavera y te desafía a que armes tus propias combinaciones… ¡salud y hasta el próximo lunes!
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