El informe detalla que Uruguay se ha transformado en “un nodo logístico de tránsito en rutas internacionales de narcóticos”. Y aunque muchos de los métodos que describen no son exclusivos de la región, la combinación de condiciones locales y prácticas globales vuelve al país un eslabón atractivo para las redes ilícitas.
Cómo contaminan cargas los narcotraficantes
CERES describe que los grupos criminales utilizan múltiples modalidades para infiltrar droga en buques y contenedores, a saber:
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Gancho ciego (rip-on/rip-off): ingresar cocaína en contenedores sin involucrar ni al exportador ni al importador.
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Drop on / drop off: embarcaciones menores que entregan o retiran droga de buques comerciales en plena navegación.
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Dispositivos adheridos bajo la línea de flotación: droga escondida en compartimentos sumergidos del casco.
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Ocultamiento dentro de contenedores: en pisos, paredes, techos, sistemas de refrigeración o cavidades creadas especialmente.
Para dimensionar el fenómeno, CERES incorpora cifras globales provistas por la Organización Mundial de Aduanas (OMA), que monitorea tendencias en puertos de todo el mundo.
Según la OMA —cita el informe— se registraron 767 decomisos asociados al gancho ciego, con un total de 378 toneladas de droga. También se contabilizaron en el mundo 752 incautaciones de narcóticos ocultos dentro de contenedores (unas 66 toneladas) y 76 casos de droga adherida bajo la línea de flotación (12 toneladas). CERES utiliza estos datos para ilustrar que los métodos detectados internacionalmente son exactamente los que aparecen en las aguas y puertos uruguayos.
Por qué Uruguay se vuelve vulnerable
El estudio identifica una serie de factores que facilitan que estas técnicas se reproduzcan en el entorno local. Entre ellas está la existencia de zonas de fondeo con baja supervisión: áreas como Alfa, Bravo, Charlie y Delta permiten que decenas de barcos permanezcan fondeados durante largos períodos. CERES señala que allí se genera una “ventana de oportunidad” para contaminar cargas sin controles simultáneos ni vigilancia efectiva.
Asimismo, habla de la ausencia de un sistema de vigilancia marítima integral dado que Uruguay no cuenta con un VTS (Vessel Traffic Service) que cubra de forma continua zonas críticas, lo que dificulta detectar maniobras sospechosas en el agua.
Por último, se alude al factor humano como el eslabón más débil. El informe es tajante: “el principal punto crítico es el factor humano”. Estibadores, tripulaciones, operadores logísticos y técnicos pueden ser cooptados o presionados por organizaciones criminales. La OMA —cita CERES— advierte que más de dos tercios de las incautaciones globales involucran participación interna.
Casos que explican la dimensión del problema
El informe repasa episodios que muestran cómo estos métodos ya se manifestaron en Uruguay. Uno de los más relevantes ocurrió en mayo de 2023, cuando se frustró la carga de 1,4 toneladas de cocaína escondidas en tarrinas y tanques que iban a embarcar en un buque RORO con destino final en Europa. En otros operativos, se hallaron contenedores con cocaína disimulada entre cargas de banana —una de las mercaderías más utilizadas por el narcotráfico a nivel internacional por su escala y frecuencia logística—, además de dispositivos GPS ocultos dentro de la droga para hacer seguimiento remoto del envío.
Riesgo estratégico y hoja de ruta
CERES concluye que el país enfrenta un riesgo estratégico: la convergencia entre alto tráfico marítimo, controles acotados y la replicación local de métodos globales de contaminación.
Para combatir esto, el centro propone una serie de medidas, entre las cuales se encuentran el refuerzo de la cooperación internacional entre agencias aduaneras y fiscalías; el aumento de la capacitación del personal que opera en la cadena logística y portuaria; la inversión en vigilancia, tecnología e inteligencia; y, sobre todo, atacar el componente humano de riesgo, porque “la tecnología por sí sola no alcanza”.
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