Las deep techs, startups basadas en ciencia y tecnología de frontera, caracterizadas por una base científica-tecnológica sólida, impacto transformador en sectores estratégicos, diferenciación y protección intelectual, con un alto potencial de maduración con foco en innovación disruptiva, suelen ser empresas que trabajan en áreas de inteligencia artificial, biotecnología, robótica, nanotecnología, sensores, blockchain y tecnologías cuánticas, con aplicaciones que van desde la salud hasta el agro, la energía, la industria y la defensa.
Ahora bien, según el último informe Deep Tech Radar LATAM 2025, se identifican 21 deep techs uruguayas con la siguiente distribución sectorial: 62% en salud y bienestar, 29% en agro y alimentos y 10% en movilidad, logística e industria manufacturera.
En cuanto a tendencias tecnológicas, la biotecnología representa el 67% de las startups deep techs de nuestro país, seguida por la inteligencia artificial (14%), lo que posiciona al país como un hub de nicho en biociencias y salud, complementado su histórica vocación agropecuaria.
Contexto LATAM
En toda América Latina se registran 1.316 deep techs, con Brasil a la cabeza (952), seguido por Argentina (145), Chile (72) y Uruguay (21). En conjunto, Brasil, Argentina, México, Chile, Colombia y Uruguay concentran el 97,8% del ecosistema regional.
A nivel de facturación, los sectores de salud y agro suman 3.900 millones de dólares, mientras que las startups basadas en IA y computación lideran con 8.500 millones de dólares.
En materia de inversión, Uruguay aún presenta un volumen incipiente con 10,8 millones de dólares movilizados, frente a los líderes regionales que son Chile (US$ 607 millones), Argentina (US$ 486 millones) y Brasil (US$ 216 millones).
Más allá de esto, es importante tener en cuenta que el crecimiento de un ecosistema de deep tech no depende únicamente de la producción científica o del número de startups, sino de la capacidad para atraer capital especializado y transformarlo en empresas escalables.
Con su fuerte concentración en biociencias, Uruguay tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional en innovación en salud, al tiempo que fortalece la articulación entre investigación científica, cultura emprendedora y atracción de capital.
El desafío está en escalar este ecosistema y consolidarlo en áreas estratégicas de futuro, como energía y clima, donde la región aún tiene amplio espacio para crecer.

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