En el marco del primer encuentro del Ciclo de Reuniones para Socios de CERES del año, ante unos 400 empresarios y de cara a las próximas elecciones nacionales, Ignacio Munyo, director ejecutivo del Centro de Estudios de la Realidad Económica Social, presentó la conferencia titulada “Uruguay se mira al espejo: perspectivas realistas en un mundo crispado”.
Factores externos
Desde la década de 1990, aproximadamente dos tercios de las variaciones en la actividad económica del país a corto plazo se pueden explicar por factores externos. En esta línea, Munyo advirtió que en los próximos años este impulso global no será positivo.
Algunos de los factores perjudiciales para la economía local se reflejan en los siguientes aspectos: la profundización de los efectos del cambio climático, el alto costo del financiamiento, la estabilidad de los precios de los bienes primarios de exportación, el enfriamiento de la economía de Brasil debido a un modelo de “capitalismo estatal” que no asusta ni convence a los inversores y la incertidumbre proyectada por Argentina debido a un cuadro de inestabilidad política.
Sin el viento a favor del exterior, y con el fin de que la economía uruguaya crezca a las tasas necesarias para el desarrollo, “se precisa mejorar su productividad con acciones complejas de implementar y sostener internamente”, señaló el director ejecutivo de CERES.
Agenda de productividad
En esa línea de pensamiento, considera que es necesario implementar “reformas para una mejor asignación de inversión en emprendimientos productivos y para el desarrollo de capital humano, tanto en cantidad como en calidad”, las cuales constituyen una agenda que trasciende períodos de gobierno.
Para Munyo es esencial la creación de un Consejo de Productividad Asesor, basado en el modelo de Australia, similar al Consejo Fiscal Asesor que en Uruguay brinda asesoramiento independiente al Ministerio de Economía y Finanzas. Esta institución ha sido ampliamente respaldada por organismos internacionales y agencias calificadoras de crédito, y se buscará perfeccionar en los próximos gobiernos.
Sería un órgano “que vele por el crecimiento”, señaló el economista. También propone un nuevo impulso a la apertura comercial, estancada hace décadas, como una medida para aumentar la productividad, ya que beneficia la competencia.
Esta estrategia, que Munyo calificó como un “sinceramiento”, debería ser implementada con realismo, reconociendo la permanencia de Uruguay en el Mercosur, el liderazgo de Brasil y la importancia de trabajar en estrecha colaboración con el sector privado. En esta línea, señaló que las empresas necesitan invertir “para generar mayor producción exportable”, lo cual requiere que el Estado proporcione “mejor promoción internacional además de reglas de juego claras”.
El director de CERES destacó que el actual encarecimiento del país es un desafío que la próxima administración deberá abordar. Subrayó que la dinámica del dólar, debido a la no intervención del Banco Central, implica “una decisión política que resulta en una transferencia significativa de recursos del sector transable al no transable de la economía, y que no sabemos cuánto tiempo será sostenible en el futuro”.
Como medida paliativa para abordar los problemas de competitividad, propuso destinar una parte relevante de las ganancias de UTE a una rebaja del 30% en la tarifa industrial de la energía eléctrica.
El desafío del gasto
Munyo destacó la importancia de invertir en sectores fundamentales de cara al futuro para poder avanzar en el desarrollo. Señaló que existe un “amplio consenso” político en aumentar la inversión en áreas clave como la primera infancia, la investigación y desarrollo (I+D), la educación y la seguridad, aspectos en los que los programas de los partidos políticos coinciden.
Sin embargo, advirtió que “la situación fiscal actual exige que cada nuevo gasto deba ser también una reducción equivalente de otro gasto”.
“No hay mucho margen para nuevos gastos”, dijo Munyo ante los empresarios. Para enfrentar el desafío fiscal, el economista presentó una hoja de ruta que busca mejorar la asignación del gasto público, tomando en consideración las mejores prácticas internacionales.
Esta iniciativa se fundamenta en un hecho innegable para CERES: no hay margen para aumentar impuestos sin afectar negativamente las perspectivas de crecimiento económico del país.
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