Jue 06/08/2009
En la inauguración de la moderna planta industrial de
Montreal, la empresa uruguaya que fabrica cables de accionamiento mecánico para la industria automotriz, náutica y maquinaria, reinaba el optimismo. Es que el sueño que persiguió
Adolfo Villalba hace más de treinta años y al que luego se sumó
Cecilia Casulo se concretó. Pero la cosa no quedó allí. Luego de ser incorporados al programa
Promesas de
Endeavor, la empresa logró sus objetivos de crecimiento y exportación (en los últimos seis años su negocio creció más del 70%). Y a través de la red también consiguió inversores de lujo para abrir una planta muy importante en San Pablo. Uno de los socios,
Gabriel Rozman, el uruguayo que trajo al país a la empresa india
Tata Consultancy Services, confió en el proyecto y puso dinero. Previo al corte de cinta,
Rozman sugirió a los uruguayos imitarlo y “sacar el dinero del colchón para invertirlo en las industrias que están empezando en Uruguay”. También fue presentado el socio brasileño,
Jorge Calixto, un metalúrgico “de alma” como lo definió
Rozman.