Las entradas para la 18° edición del Uruguay Open, que comenzará el 5 de noviembre en el Carrasco Lawn Tennis (entre el 3 y el 4 tendrá lugar la ronda clasificatoria para el cuadro principal), ya están en venta desde 300 pesos en Tickantel. Y la presencia de la primera raqueta uruguaya, Pablo Cuevas, está confirmada.
En consecuencia con 2017, Uruguay Open refuerza esta vez su Funzone, un espacio de actividades que busca acercar al evento a aquel público que no es tan fanático del tenis, y sumarlo a una experiencia que trasciende lo deportivo.
El crecimiento de la Funzone, si bien cada foodtruck tiene su rentabilidad, lleva a engrosar el presupuesto, que el año pasado fue de U$S 350.000. Este año la inversión “será mayor, muy importante”, dijo a InfoNegocios el extenista y organizador del evento, Diego Pérez, quien resaltó el hecho de que el uruguayo sea el mejor torneo challenger de Sudamérica.
El challenger destina U$S 75.000 dólares en premios, y eso, sumado a los fees de la ATP, acercan la cifra a los U$S 100.000. La hotelería se lleva otro porcentaje amplio del presupuesto, que además cubre el costo de los árbitros internacionales, y el montaje de la cancha y el vip, entre otros aspectos.
Todo eso se cubre con alrededor de una docena de sponsors principales que tienen exclusividad de rubros, y otra tanda de colaboradores, y con un apoyo gubernamental que, dijo Pérez, implicó “una lucha de varios años”, pero se logró hace un tiempo y se mantiene.
Ese apoyo tiene que ver con la exposición internacional de televisión que tiene el evento, y que a pocos meses de la temporada estival, implica un impulso para el turismo nacional que retroalimenta los intereses estatales, sobre todo considerando que el público que sigue el tenis tiende a ser de un poder adquisitivo alto. Se estima que a través de DirecTV, el torneo llega a unos 10 millones de espectadores de América Latina.
Pérez contó que para que la edición 2018 fuera posible, comenzó a trabajar en ella “ a 48 horas de terminada la del año pasado”. Eso hizo que para el verano ya hubiera cerrado los principales acuerdos con los sponsors, lo que le permitió afrontar con otra seguridad una situación económica regional conflictiva. “Si hubiera tenido que salir a vender ahora quizás hubiese sido más difícil”, reconoció.