“En Uruguay hubo una especie de resurgimiento después del Mundial de Sudáfrica en 2010. El uruguayo tiene una gran tradición de coleccionismo y, sobre todo, de álbumes de fútbol, y el hecho de que a la Selección le haya ido muy bien afectó positivamente el ánimo de los uruguayos”, explicó Lerner.
Según cuenta, ese fue un año bisagra que terminó posicionando al país como el segundo en tener la venta de figuritas per cápita más alta del Mundo, y el primero en Latinoamérica (sin contar Brasil y México).
En la época del Mundial de Rusia, Uruguay vendió más de tres sobres por persona, lo que equivale a 9.000.000 de sobres de figuritas. “Se notaba el fanatismo; se hicieron nuevos grupos de coleccionistas”, recuerda. En cuanto al grupo etario, el experto explica que el target que más creció en el Mundial de Rusia fue el de 20 a 35 años; “el uruguayo perdió la vergüenza de decir ‘yo colecciono el álbum de figuritas’; ahora compran para ellos y, además, para los chicos”.
Hoy, a casi un año de este último mundial, los fanáticos siguen apareciendo y las figuritas continúan vendiéndose, posicionando a Uruguay como uno de los países con porcentaje más alto de álbumes completados. “Lo que más se venden son las figuritas sueltas para completar el álbum; eso es algo cotidiano; todos los días hay 2, 3 o 4 personas vienen a terminar su álbum”, concluye.