Si uno piensa en Carrasco y en pizzerías, sin duda hay muchos nombres de locales que se le vienen a la cabeza, porque se asocian con la rambla, la avenida Arocena o bien con la rotonda de Divina Comedia o Murillo. Pero si uno piensa en una pizzería clásica de Carrasco hacia el norte, más precisamente en el cruce de Máximo Tajes y Santa Mónica, ineludiblemente está pensando en La Kampana, que desde 2009 se hizo de un lugar en el barrio.
Para sorpresa de muchos, La Kampana parecía haber bajado cortina, porque el horno estuvo apagado y sin sacar sus especialidades. Pero, como dice la frase popular, La Kampana “no andaba muerta, estaba de parranda”, porque lo que venía cocinando era otra cosa: su ampliación con otra marca.
Según supo InfoNegocios, luego de una inversión en el entorno de los US$ 60.000, Andrés Klappenbach, director de la marca de empanadas Don Pedro, se hizo del local de La Kampana y reabrió la semana pasada con ambos nombres, manteniendo la identidad que se ganó la pizzería después de tantos años.
“Ahora La Kampana no es solo pizzas, fainá y chivitos y Don Pedro no es solo empanadas y pastas caseras -dijo Klappenbach-. Ahora la oferta gastronómica es la fusión de todo esto y mucho más, dándole a esa zona del barrio Carrasco algo que realmente no tiene”.
Según el director de Don Pedro, hacía tiempo que venía pensando la idea de abrir un local de la marca en Carrasco. De hecho, Klappenbach dijo a InfoNegocios que “después de ver que el local de Roosevelt no nos estaba dando el resultado que esperábamos y que decidimos cerrarlo, nos pusimos firmemente en la idea de venir a Carrasco y atender una zona con mucho potencial”.
Así fue que surgió la oportunidad de adquirir La Kampana y mantener su nombre “porque el barrio lo conoce, sabe de su calidad y sobre todo, porque queríamos incorporar al menú la oferta de pizzas, fainá, chivitos y milanesas”.
Cabe recordar que los primeros repulgues de Don Pedro fueron en 2007, en Ciudad de la Costa, donde está la casa central. Allí se hicieron las primeras empanadas de esta marca que, su mayor característica, es el tamaño: su peso promedio es de 115 gramos. Es decir, como dicen en la empresa, no solo es una empanada, es “una Don Pedro”, con muchísimo relleno y horneadas al momento.
Ahora, si bien el éxito del sabor de las empanadas de Don Pedro fue inmediato, la marca recién se expandió una década después con una primera franquicia en Pocitos, a la que le siguieron después los locales de Malvín, Roosevelt -ahora cerrado- y Cordón. Dicho de otro modo, Don Pedro actualmente cuenta con cinco locales: dos propios -Ciudad de la Costa y Carrasco- y tres franquicias -Pocitos, Malvín y Cordón.
Según Klappenbach, entre 60.000 y 70.000 empanadas es lo que la empresa está produciendo mensualmente, repartiéndose la comercialización de un modo muy parejo entre todos los locales, “siendo el 30% en Ciudad de la Costa, luego un 20% en Pocitos, otro 20% en Cordón y el 30% que resta se divide 15% y 15% entre Malvín y Carrasco”.
Con precios que van desde $ 92, Klappenbach dijo que los tres sabores que más se venden -entre los más de 40 que tiene la marca- son “jamón y queso, Don Pedro -que tiene carne, salame y queso- y carne y panceta”.
En suma, como en un buen repulgue, nada se puede escapar y todo se aprovecha. En eso está Don Pedro que sigue creciendo y ahora se suma a la pizzería resonando La Kampana.