La celebración de un aniversario empresarial puede ser un mero acto protocolar o, como en el caso de Liqui Moly, el reflejo exacto de su ADN. Para conmemorar sus 25 años en Uruguay, el partner local de la firma alemana de lubricantes y aditivos eligió la avant première de la película F1, protagonizada por Brad Pitt. Esta elección no fue casual. La precisión, la alta performance y la pasión que evoca la máxima categoría del automovilismo son los mismos valores que Fernando Meijide, director de Liqui Moly Uruguay, ha inyectado en la operación desde su origen. "Fue una asociación natural cuando surgió el evento ya que la marca es sponsor oficial de la categoría. La repercusión fue muy buena, porque un evento de estas características refleja los valores de nuestra marca: agasajar al cliente y hacer algo de calidad", afirma Meijide.
El camino que nació en un mostrador
La historia de Liqui Moly en Uruguay es la de una visión. Meijide, contador de profesión, observó un fenómeno revelador en la casa de repuestos donde la marca dio sus primeros pasos, Mondillo y Alday. "Veía que la gente venía desde Carrasco un sábado de mañana en su Mercedes-Benz a buscar un aditivo Liqui Moly. Eso no lo hacés por cualquier cosa, lo hacés porque el producto te da resultado", recuerda. Ese producto, basado en el disulfuro de molibdeno licuado (una clase de lubricante) que dio nombre a la empresa en 1957, fue la punta de lanza. La compañía se consolidó como líder indiscutido en aditivos, especialmente de combustible, construyendo una reputación basada en la solución de problemas concretos para el automotor.
Pero el mercado evolucionó y la estrategia de Liqui Moly también. Hace más de una década, la firma profundizó su apuesta por los lubricantes, un terreno mucho más complejo y competitivo. El parque automotor cambió drásticamente, impulsado por motores más eficientes, normativas ambientales estrictas y una tecnología que no deja margen de error. "El lubricante se transformó en una pieza muy similar a un repuesto", explica Meijide. "Cuando comenzamos, se vendían dos tipos de viscosidad. Hoy trabajamos muchas más viscosidades diferentes solo para motor". Esta complejidad, donde un aceite incorrecto puede causar daños severos, redefinió el rol de la empresa.
Educar para fidelizar: la fórmula del experto
"Desde siempre apostamos al consumidor que tiene su auto y quiere cuidarlo de la mejor manera posible", subraya Meijide. El cliente de Liqui Moly es el que siente pasión por su vehículo, ya sea un clásico de colección o una herramienta de trabajo que debe ser infalible. Este enfoque ha generado una lealtad que trasciende la compra. "Me daba cuenta de que la gente era hincha de la marca, y eso lo he confirmado en estos 25 años".
Para lograr y sostener su posicionamiento premium, la empresa se convirtió en una fuente de conocimiento. El equipo de 15 personas, con 5 vendedores que atienden directamente a los revendedores en todo el país, tiene la misión de educar. También en su web hay una sección llamada Academia, con recursos, y otra de noticias en la que se explican diferentes temas.
Desde el lado humano, la labor del equipo de ventas es explicar ideas complejas, por ejemplo, por qué un aceite de baja viscosidad puede ser vital para un motor moderno (genera menos fricción, es menos nocivo para el medioambiente y protege en el arranque en frío) o cómo aditivos como CeraTec crean una película protectora que reduce hasta en un 50% el desgaste crítico en los arranques en frío.
"Nuestro trabajo está en transmitir ese conocimiento. Ser más asesores de venta que vendedores", detalla Meijide. El objetivo es demostrar que el valor del producto se traduce en ahorro de combustible, prevención de roturas costosas y fiabilidad.
La avant première, con su éxito de convocatoria a sala llena, simbolizó esa conexión lograda durante años de trabajo. "Vino gente de Rocha, Maldonado y Colonia. Hoy cuesta más que la gente salga, pero creo que se aunaron la gratitud de los clientes y la excusa de ver una película de Fórmula 1 asociada a la marca".
Mirando hacia adelante, Meijide es optimista. El fortalecimiento de la marca en la región, con casos de éxito en Brasil y Chile, y un consumidor cada vez más informado, abren un horizonte de crecimiento.
"Hay un gran potencial. A medida que el consumidor puede saber más, se va a encontrar más veces con nuestra marca. Tenemos que estar ahí para contemplar su necesidad". Después de 25 años, la fórmula de Liqui Moly sigue siendo la misma: una combinación precisa de ingeniería alemana, estrategia de nicho y una pasión que, como un buen motor, no deja de funcionar.