La producción de sal marina ya no es un proyecto (es un negocio que busca inversores)

(Por Mathías Buela) La suma buscada es de US$ 500.000 para multiplicar la producción de 100 kilogramos a 1.000 kilogramos por mes. La empresa está ubicada en Maldonado y acaba de conseguir la habilitación del Ministerio de Salud Pública para colocar su producto.

El proyecto para producir sal marina gourmet a partir de la evaporación de agua oceánica tuvo su inicio hace ya más de 10 años, en el departamento de Maldonado. Lo bautizaron Franca Sal y, por las características únicas del producto logrado, las expectativas de los emprendedores eran altas. Sin embargo, cumplir con todos los requisitos para poner un nuevo alimento en el mercado uruguayo no es fácil y el proceso llevó bastante más de lo que se esperaba. Sin embargo, y para felicidad de sus creadores, el mes pasado Franca Sal consiguió su objetivo: obtuvo la certificación del Ministerio de Salud Pública para ser comercializada. 

Así lo contó a InfoNegocios Alejandro Chocho, Director de la empresa: “En Uruguay la sal históricamente es importada, no teníamos producción de ningún tipo. Empezamos en el 2014 el proceso de habilitación con el MSP, del producto y del sistema productivo, porque no habían protocolos locales de producción del grano de sal. En julio de este año logramos conseguir la habilitación  y nos transformamos en los primeros productores habilitados de sal en Uruguay. Dejó de ser proyecto, ahora es un negocio”.

El producto logrado entra en la categoría de “sales de terminación”, para realzar los sabores de distintos platos. “Logramos un cristal muy valorado en la alta gastronomía. Somos los únicos productores de este tipo de sal en Latinoamérica y los segundos en América”, cuenta, orgulloso. 

El valor actual de la sal marina es de US$ 50 por kilogramo para restaurantes y US$ 100 por kilogramo para particulares. En este momento la empresa tiene una capacidad de producción que oscila entre 80 y 100 kilogramos de sal producida por mes, pero quieren dar el siguiente paso para multiplicar dicha capacidad hasta 1000 kilogramos por mes. Para lograrlo abrieron la puerta para buscar inversores. 

“Ahora enfrentamos la adecuación técnica, edilicia y de equipamiento para operar dentro de la normativa. Para la primera etapa calculamos necesaria la inversión de US$ 500.000. Ahora estamos encarando un plan de desarrollo en el que nos pautamos un piso de una tonelada mensual y un techo de dos toneladas, y la idea es que en cinco años superemos esas dos toneladas mensuales”. 

Franca Sal cuenta con el acompañamiento de instituciones como Uruguay XXI que los impulsa en la búsqueda de inversores, y ya están en conversaciones con empresarios de mercados exportadores de sal como Brasil o México. Sin embargo, las negociaciones no están cerradas y los emprendedores están abiertos a recibir propuesta y evaluar el perfil de el o los próximos compañeros de ruta.

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