Muvin es una empresa de origen argentino que, por el tema de la restricción de las importaciones y el cepo al dólar, abrió su primera tienda en diciembre de 2011 en Punta del Este. Fue una especie de plan B, pero también terminó resultando estratégico, porque muchos de los interesados en comprar lo que la firma estaba comunicando, veraneaban en nuestro país.
Al tiempo, la empresa finalmente pudo abrir en Buenos Aires, como lo marcaba el plan original, mientras que en marzo de este año, la expansión llegó hasta Montevideo, en donde, según uno de sus fundadores, Leston, Muvin está comenzando a hacer sentir su presencia de a poquito. Él fue la principal causa por la cual la firma se instaló en la capital uruguaya, ya que en realidad el público estudiado era el argentino, pero para el fundador, es importante no quedarse atrás, porque si bien en Montevideo no hay una gran movida de ciclismo urbano como sí lo hay en Buenos Aires, están todas las condiciones dadas para que la empiece a haber. “Tiene mucho sentido que se desarrolle ese movimiento en Montevideo: el transporte público es muy caro, al igual que la nafta y los autos, y la ciudad está bastante congestionada. Sabíamos que al abrir la cortina la gente no iba a empezar a coparse automáticamente, pero la movida se está empezando a gestar y no queríamos llegar tarde a eso”, explicó.
Ahora bien, el negocio estaba planeado, en principio, para el público argentino, ¿pero qué pasa en un país en donde hay una gran cantidad de autos chinos en las calles, lo que demuestra que muchos sacrifican calidad a cambio de los precios más baratos del mercado? ¿Puede ocurrir lo mismo con las bicicletas del rubro de Muvin? De acuerdo a Leston, la clave está en que la gente comience a comprender las diferencias en los productos y también de conceptos. “Uruguay tiene un mercado muy vinculado a lo deportivo en el mundo de las bicicletas y no tanto a lo que hacemos nosotros, que es ciclismo urbano, alternativas de transporte para ciudades congestionadas”, indicó.
Según contó, el público objetivo de este tipo de empresas no es el que quiere algo mejor que la bicicleta Winner que ya tenía, sino aquellas personas que de lunes a viernes el único trayecto que hacen es de sus hogares a la oficina y, como mucho, viajan unos 5 km. “Para un trayecto corto, si estás todos los días 20 minutos en el tránsito con todo trancado o tenés que pelear por estacionar... Cuando evaluás si tu opción es un auto o una bicicleta, la segunda es mucho más barata. Además, si un auto chino cuesta US$ 15.000, por un quinto de eso te comprás la mejor bicicleta de Muvin”, dijo.
La importancia, de acuerdo a Leston, es entender esto último, precisamente, el hecho de que no se necesita una bicicleta con muchos cambios o suspensiones para andar en la ciudad, pero sí una que no “deje a pata”. “A una bicicleta barata se le puede romper algo a los pocos kilómetros, y cuando dependés de esto todos los días es como el plomero, quien necesita tener el mejor taladro para hacer su trabajo”, resumió.