Bogliaccini fue uno de los invitados a disertar en el último almuerzo de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), en donde el tema principal fue el Fondo Nacional de Salud (Fonasa) a diez años de su creación. En el lugar, el presidente del Casmu expresó: “el Fonasa ‘me debe’ US$ 105.000.000”.
Según indicó, este “daño” —entre comillas, como aclaró él —es resultado de la diferencia entre el precio actual de las cápitas y la cuota mutual que pagaba el 25% de los mayores de los afiliados de 65 años del padrón de la institución antes de la reforma.
Más allá de este elemento, Bogliaccini aclaró que las instituciones tienen un déficit estructural que arrastran desde incluso antes de la aparición del Fonasa. “Se pudo haber sumado un desfasaje con la reforma, pero esa no es la causa principal del desfinanciamiento”, indicó a InfoNegocios.
De acuerdo a lo que explicó el presidente del Casmu, el financiamiento del sistema se hizo de forma progresiva, lo que generó algunas dificultades en varios prestadores, pero estos ya venían con complicaciones previas. “Para ello se construyeron herramientas específicas, que se llamaron fideicomisos, para corregir esos problemas económicos”, añadió.
Consultado sobre si el “daño” de US$105.000.000 que el Fonasa le causó al Casmu hoy en día es una faltante que le impide a la institución brindar determinados servicios o contar con ciertos recursos respondió: “estamos convencidos de que podemos ser más eficientes con la calidad del gasto, que no todo se arregla con más dinero, que hay que trabajar en la complementación de servicios y en la utilización racional de los recursos existentes”.
Precisamente, en cuanto a esto último, Bogliaccini explicó que el gran desafío que tiene esta reforma de la salud es convertirse en un sistema integrado. De acuerdo a lo que dijo, en Uruguay hay una fuerte lógica de competencia entre los 43 prestadores de atención que debe modificarse. “Tenemos muchísimos ejemplos de subutilización de tecnología y demanda de más tecnología, cuando lo más racional es encontrar la formulación para utilizar la existente. Toda infraestructura que se incorpora en una lógica de competencia lo único que genera es ineficiencia y un gasto innecesario”, finalizó.