Definir objetivos inteligentes: la clave para el éxito de empresas como Kimberly-Clark

(Por Pía Mesa) “Lo que no podés medir no lo podés mejorar”, dijo a InfoNegocios Martín Chávez, director de Recursos Humanos de Kimberly-Clark Región Austral. Para el ejecutivo, la razón que explica el fracaso y estancamiento de muchas empresas, es la falta de tiempo que los team leaders dedican a trazar objetivos inteligentes.

Según Chávez, una de las problemáticas que tienen las empresas actualmente es que no pueden alcanzar las metas y no saben cómo medir de forma eficiente el rendimiento de sus trabajadores. Kimberly-Clark, una de las empresas líderes en fabricación de productos de higiene a nivel mundial, padeció este problema y el director de Recursos Humanos reveló que la solución que emplearon para revertir esa realidad tuvo que ver con la aplicación del modelo Smart.

El modelo Smart (o método inteligente) es una forma de escribir objetivos que sean específicos, medibles, que tengan un eje de tiempo razonable y que muestren resultados claros. “Este es un modelo mundial que se instaló hace más de 10 años y que nosotros empezamos a implementarlo cuando entramos en crisis porque no llegábamos a la concreción de nuestras metas”, señaló Chávez.  

Si bien toda empresa apunta a cumplir sus objetivos, no obstante, esto puede resultar más complicado de lo que parece. Ante esto, el director de Recursos Humanos explicó que la clave está en dedicarle tiempo al procedimiento de planificación donde cada miembro de la empresa debe comprender exactamente cuáles son sus tareas diarias, en qué tiempo debe hacerlas y cuál es el objetivo general de la compañía.

¿Pero cómo lograr esto? Según Chávez, la mejor forma de hacerlo –y que le funcionó a Kimberly-Clark a nivel mundial- es que el líder de la empresa invierta el tiempo suficiente en escribir los objetivos de forma clara junto a sus empleados. Una vez que se escribe la estrategia y se definen los plazos, es más fácil poder medir la performance individual de cada trabajador y ver si trabajó en función de esos objetivos o no. “Un objetivo mal escrito lleva a que no puedas alcanzar los resultados esperados”, dijo el director.  

Para el ejecutivo, lo interesante de este acercamiento es poder alinear los objetivos profesionales y personales, integrándolos, para que también esa etapa pueda ser una fuente de motivación personal. “Hay que detenerse y volver a empezar, para  llevar adelante el trazado de este camino, las compañías deben comprometerse a ayudar a los colaboradores a desarrollar metas que marquen la ruta. Además, hay que adecuar lo que cada uno desea como trabajador a lo que la empresa necesita. En pocas palabras: alinear expectativas, llegar a una relación win-win, todo lo que puedas medir te va a traer mejoras, es el principio básico de la calidad”, concluyó Chávez.

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