Maria Vittoria Saccarello y Domenico Bruzzone, un matrimonio de italianos que en 2012 llegó a Uruguay y eligió un rincón en Sauce de Casupá –departamento de Florida– para desarrollar un proyecto olivícola de alta calidad, no solo son los únicos en el país que plantaron variedades de olivos traídos exclusivamente de Italia, sino los únicos también en seguir antiguas recetas de otros productos –tocco di rosso, entroterra, pesto toscano, berenjenas a la ligure– a los que le imprimen innovación y buen gusto.
En esta línea, luego de varios viajes de investigación y estudios entre Liguria y Toscana, probando los sabores más auténticos de cada región e indagando en procesos de producción y elaboración, Saccarello y Bruzzone, al frente de Rincón Pandora –cuyo principal producto es el aceite de oliva Pique Roto– proponen para este año una nueva línea de productos con su sello de calidad.
“Se trata en realidad de tres productos nuevos, dos aceites de oliva virgen extra y una mermelada, más específicamente Giallo Limone, una receta de mermelada de limón proveniente del sur de Italia, preparada con limones 100% orgánicos y sin azúcares, su dulzor es totalmente natural al ser una mermelada, pero tiene un ligero picor ácido del limón que la hace única”, dijo Bruzzone a InfoNegocios.
Cabe señalar que en las tierras uruguayas de Rincón Pandora crecen olivos italianos, ya que el matrimonio –luego de vivir cerca de cuatro décadas en diferentes países del sur de Asia, Centroamérica, el oeste de África y los Andes– proyectó desarrollar su proyecto olivícola con la plantación de unos 9.000 olivos –cubriendo 32 hectáreas– con variedades traídas exclusivamente de Italia, de un vivero especializado de Toscana que se destaca internacionalmente por la productividad y calidad de aceites.
“Cerca del 80% del área, unas 7.000 plantas, son de estas variedades italiana, que taggiasca, pendolino, frantoio y leccino. El otro 20% del área, son plantas de arbequina y coratina, más frecuentes en Uruguay”, remarcó Bruzzone, señalando que “la taggiasca es como la reina en Rincón Pandora, es una variedad de Liguria, norte de Italia, mientras que la frantoio, pendolino y leccino son frutos originarios de Toscana, pudiendo decir que la leccino también es como una reina en Rincón Pandora pero de Toscana”.
El punto es que Saccarello y Bruzzone decidieron ahora sumar más calidad gourmet –y hay que decirlo, más trabajo artesanal– a su línea de aceites de oliva virgen extra, en la que ya tiene Olio Sur –un bivarietal de arbequina y coratina–, Olio Tosca –un trivarietal con frantoio, pendolino y leccino– y Olio Taggiasca, un monovarietal de esta variedad, cuyos precios de la cosecha 2025 rondan los $ 290 la botella de 250 ml y $ 480 la de 500 ml.
“Ahora lanzamos, más a modo de testeo en un circuito gourmet reducido, un aceite de oliva y limón orgánico, hecho con los dos frutos, con el olivo taggiasca y con limón orgánico. No se trata de aceite aromatizado o con esencias de limón. Es un producto elaborado con olivos y limones”, remarcó Bruzzone.
El otro producto exclusivo, con una elaboración de unos 200 litros, es un aceite de oliva virgen extra de una sola variedad, la pendolino, un aceite “afrutado y de consistencia fluida, que en boca tiene una entrada dulce, tornando al amargo y finalizando con un característico sabor picante y con aromas de almendra amarga y más ligeramente hierba fresca y alcachofa”.
En términos de producción, Bruzzone dijo que “la cosecha fue muy buena, con 135 toneladas en total, un 25% menos que el año pasado, pero eso es algo normal en la producción olivícola. Esto medido en litros podemos decir que estamos por arriba de los 21.000 litros”.
Para finalizar, Bruzzone también dijo que la producción de aceitunas de mesa fue muy buena este año, sobre todo en lo que se refiere a salmuera, cuya elaboración sigue la receta típica de la gastronomía de Liguria, en la que el fruto se coloca en una salmuera ligera con agua, sal y sabores naturales.
“Somos los únicos productores en Uruguay que hacemos este tipo de elaboración, porque no es sencillo o, mejor dicho, el proceso de quitar el amargor al fruto es largo, de ocho a nueves meses, y también costoso claro… Nosotros preferimos hacerlo así y este año alcanzamos las dos toneladas y media para aceitunas de mesa”, remarcó el propietario de Rincón Pandora, un sitio en Sauce de Casupá cuyas tierras parecen de Italia.